martes, 6 de febrero de 2024

Via germans Ravier a la Nord de la Forcanada

Incluso un invierno tan avaro en hielo de fusión como el actual presenta oportunidades increíbles. 

Mirar con ojos de niño, sin perder la ilusión. Probar errar y arriesgarse a fallar. 

Ahuyentas el fiasco cuando tienes amigos que disponen de información privilegiada. La ice-connection funcionó de nuevo, y una foto bastó para activar la maquinaria. 


La Forcanada nos obsequia con una cara norte vertical, oscura y siniestra. Una línea blanca y profunda como una herida de cuchillo, la parte en todo su desnivel.


Un destino al que nunca había ido y al que siempre quise ir. 

Desde que leí la narración de Simón y Fidel quedé prendado de la vía que los hermanos Ravier habían abierto en el lejano verano de 1969. La escalaron un enero de crisis, con la economía española intervenida por los hombres de negro. Rebosaba hielo de arriba abajo y consiguieron recorrer sus 700 metros en piolet tracción. Qué placer. Qué aventura. Qué desgaste. 

Oriol la repitió hace una semana con Coro. Cordada poderosa llena de experiencia y apegada al alpinismo clásico. Harían cima después recorrer su decena de largos, y la arista que conduce a las cumbre secundaria y principal. Actividad larga, compleja y exigente. 


Este finde lo tenía apalabrado con Unai, padre de familia que calibra cuidadosamente sus salidas para optimizar el tiempo invertido. Fichamos a Javi. El objetivo tenía forzosamente que justificar esa inversión, ya fuere en belleza o dificultad, por ambiente o exigencia. 

La Forcanada aunaba lo que deseábamos: Montaña oculta y solitaria que corona el valle profundo de Artiga de Lin, bien apartado de la bulliciosa Vielha. Y además se trataba de una cima nueva para nosotros tres. 


Pernoctamos al final de la pista asfaltada que conduce al Refugio de Artiga de Lin, sin apenas trazas de nieve o hielo, al lado de otra furgoneta sospechosamente camperizada. 

La oscilación extrema de temperaturas de estos dos últimos meses, junto a lluvia en altura y a la ausencia de precipitaciones durante las tres semanas anteriores, nos obsequian con una nieve endurecida y portante, sin riesgo de aludes y rápida de andar en toda su aproximación. 

Alcanzamos la base de la ruta en apenas 2 horas. 



Ya desde media caminata divisas esa austera cara norte. La apariencia de la vía impone respeto. 

La sospecha se materializa. Una cordada se nos avanzó y va dos largos por delante. Sólo en el último tramo descubriremos que son colegas, aspecto importante en vías de montaña donde solo el cuidado exquisito evitará la amenaza de piedras y trozos de hielo. 


Le endilgamos a Unai sin remordimiento alguno la mayor parte de la vía. 

Con movimientos insultantemente fáciles va zampándose los cuatro primeros largos sobre roca a menudo descompuesta, escasos en hielo. Lo encadena todo el libre, incluido el famoso largo de la chimenea de 6b que desapareció dos años atrás, y que ahora se solventa por una fisura a la izquierda del desprendimiento. Javi lo emula. Optaré por cazar un par de clavos y un par de friends a la vista de mi cuerda de 7,4mm, sin remordimiento alguno. 

Las seis últimas tiradas recorren un diedro gigantesco, profundo y tumbado, trufado de nieve y hielo. Esta parte de la ascensión la recorremos rápidamente ensamblando las zonas propicias. Sólo el último largo nos frenará, de nuevo con roca delicada, cuyo final termina en el collado cimero. 

La vía prosigue de la enforcadura final hacia una arista que recorre las puntas Joanna y alcanza la cima Tonnelle. Nosotros optamos por rapelar cómodamente a la salida de la enforcadura por la cara Este. Dos rápeles equipados con clavos y merlets te depositan sin esfuerzo en la cara Este de la Forcanada. 

De allí andas unos 300 metros cerca de la arista que separa la cara norte de la cara Este, donde localizaremos un rapel de 25 mts con dos bolts inox con anilla, y un segundo de 35 mts que te depositan el en Còlh des Puis (el collado que separa ambas caras Norte y Este). Del Còlh regresas cómodo por la vertiente NorEste a pie de vía, y de allí al coche


Qué placer recorrer aproximación y descenso en condiciones óptimas. Mínimo desgaste para concentrar fuerzas y cabeza en la vía, que sin resultar extrema, exige concentración y savoir-faire. 

topo precisa de Kim-Gil

Como siempre, las condiciones lo son todo.


fotos 2012

 

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