Vent Pacà, nova via a Peña de Sin

Error, palabra que combinada con Escalada conduce a Desastre. 

Aquí quedó en anécdota y algo de vergüenza, que hubiera sido mucha de haber necesitado la intervención de los GREIM. 

Ferran en L2. 6c casi equipado

Sábado 26 de febrero, amanece frío y despejado en Peña de Sin. Empujamos nuestro último proyecto más allá de la vira. Invertimos parte del tiempo disponible en decidir cual de los tres posibles trazados seguiremos. Cuando empezamos el largo que nos acerca a los techos apenas quedan 2 horas de luz.

Suenan tambores, toco alguna lastra hueca, y recorro un trazado oblicuo me eleva por encima de la repisa. La roca entre buena, mala, peligrosa y brutal, cambia del rojo incierto a un gris labrado de soberbia adherencia. 

Oscurece. Rapelamos en medio del vacío. Tres rápeles larguísimos, directos y algo acongojantes nos depositan en el suelo. Hoy hemos cosechado un largo fácil en horizontal, y apenas un largo hacia arriba. Exiguo botín parece, y sin embargo, regresamos satisfechos por haber despejado las dudas acerca del itinerario. 

Domingo 27, algo cansados dudamos entre regresar y empujar la vía o una plácida jornada de deportiva. Un sol espléndido nos despeja la mente y despereza el cuerpo, la motivación regresa. A las 11 de la mañana aproximamos a la vía accediendo desde arriba. Estimamos rapelar unos 90 o 100 metros de terreno virgen por una línea que parece natural. 

Antes de las 12 alcanzamos la cima. Yerro el primer rápel descendiendo por Vibrations. Nuestra vía queda unos 20 mts más a la derecha. Remonto y rapelo de nuevo. Ahora sí, encuentro la última reunión de Sin Piedad. Rapelamos 50 mts por una cuerda de 9mm que chiclea y se estira como una goma hasta un nicho natural que se convertirá en reunión de nuestra futura vía. Emplazamos una chapa y de allí, con nuestras dos cuerdas seguimos descendiendo en oblicuo para alcanzar el último punto de ayer, la R8. 

Ester baja. Cuando procedemos a recuperar el rapel surge la descoordinación.

Erramos y las cuerdas se nos escapan. Flotan en el vacío lejos de nuestro alcance. 

Estamos a 200 mts del suelo, con aire bajo nuestros pies y unos techos por encima, sin medios para asegurarnos, abrir, o descender. Las cuerdas se balancean 10 metros a nuestra izquierda y 4 metros en el vacío más allá de la pared, tanto es el desplome de los techos que superamos. 

Tensión. Saboreo la rabia que me provoca nuestro error impropio de una cordada con pretendida experiencia. Dos tacos y tres juramentos después, hacemos inventario de las posesiones que deben permitirnos escapar de una cárcel desplomada. 

Móvil, tenemos un móvil para llamar en caso de necesidad. También dos pingos de cuerda de 2 metros de 7,2 mm para puentes de roca, un taladro y 16 parabolts  que deberían permitirnos hacer un Ae hasta la zona más cercana desde donde cuelgan las cuerdas, desde la que "cazarlas" a 4 metros de aire. 

Me visto para la faena. 

Vent cap aquí, o Ven pacá!!!

Y de repente, despierta el viento del Sur que va meciendo nuestras cuerdas. Se acercan. Seguidamente se alejan. Parecen burlarse de nuestra incompetencia, de nuestra carajada. "Novatooooos" susurra el viento 

Lo que el viento nos devolvió

Sacamos el cordino de 4mm que llevamos para izar nuestro pequeño petate. Lo cebamos en su extremo con un mosquetón y dos bolts y, como los antiguos cowboys del Oeste, iniciamos un concurso de lazos. Tirar, recoger y recuperar. Volver a tirar, recoger y preparar, a modo de pesca con caña. Al cabo de media docena de intentos, con la ayuda del viento y algo de fortuna, nuestro cordino se enreda en las maromas que mece la brisa. Ahora reímos nosotros: las cuerdas son nuestras. 

Ambiente sobre la R8, donde nos quedamos sin cuerdas

Nos quedan casi 5 horas para abrir 3 largos. 

Salida de la reunión. Bombeo adrenalina. La excitación de las maniobras anteriores todavía me embriaga. Escalada entusiasmante sorteando el techo que alejó las cuerdas. Primero a la izquierda de un diedro ciego y desplomado, sobre roca naranja rica en presa y canto, más allá de la vertical. Después bajo el techo, a base de friends en la fisura invertida: un A1 que me llena de júbilo y excitación, también de miedo. Dos metros más, un par de chapas, y superamos el principal escollo del día. De ahí, hacia arriba, la vía transcurre por una zona más humana en apariencia. 

El siguiente largo correrá a cargo de Ester, 20 mts alternando placa, fisurita,  placa y cambio de fisura hasta el nicho donde encontramos la cuerda que fijamos para rapelar. La incertidumbre termina aquí, el miedo no. La vergüenza aparecerá más tarde

Vem Pecar 

Por primera vez en mi vida abriré parte de un largo reasegurado al pingo de cuerda que cuelga de la cima. Trampa, no arriesgo una verdadera caída, no más allá del metro y medio de chicle con que la cuerda fija detendrá suavemente mi caída. 

Hay decisiones que no admiten matiz de grises, blanco inmaculado o negro oscuro. Estás vivo o estás muerto. Código binario. Tengo las manos manchadas. 

Me queda la decencia de explicarlo, y el propósito de no repetirlo

Y con esta entrada, a modo de confesión, trato de expiar mi pecado, lograr el perdón y la indulgencia. 

Intuyo que alguno caerá en la tentación de repetirla.

Si la disfrutáis, recordad que gozar del pecado, también es pecar. 

Venid y pecad, motivos los hay. Ahí van unas fotos

Travesía por la vira roja, y gran repisa de Dopé 

Ester en L3

Reabriendo por enésima vez el L6, ahora sí, precioso

L8, ya en la zona desplomada libre

Salida cachonda desde la (única) incómoda y colgada R9, penúltimo largo

Último largo, una belleza. Uffff, ufff ufff