lunes, 20 de abril de 2015

Victus (vencidos) en Pempenús, Peña Montañesa

del latín, VENCIDO

Con los años he ido aprendiendo que abrir líneas demasiado difíciles no me resulta divertido.
Cuando la dificultad de un largo se me escapa soy incapaz de descubrir el camino natural y el emplazamiento correcto de los seguros.
Yerro, y el resultado no me satisface.

A veces hay líneas que anhelas, y si un compañero especialmente dotado se ofrece para abrir esas secciones complejas caes en la tentación.

 
Fotos cortesía de Luichy


Ésta es la historia de Victus.

Mi amigo de cordada era Eneko, escalador con "ojo de lince" para descubrir vías soberbias, y un talento excepcional para resolverlas.

El Pempenús nos sedujo.
La pared parecía prometer LIBRE.

Minusvaloramos la dificultad del quinto largo y sucumbimos a la tentación del taladro .
Uno, dos, tres, así hasta 4 chapas consecutivas, convencidos de que "ése" sería el primer y último parabolt acerable, truncando la continuidad de una ruta mantenida entre el sexto y el séptimo.

Desconozco si fallamos al interpretar la roca, equivocamos su mensaje o quisimos ser engañados.
Lo cierto es que acabamos por sentirnos vencidos al haber taladrado en lugar de abandonar.

Nos faltó valor para dejarlo, renunciando así a una forma de ver la escalada. 

"Éstos son mis principios pero si no le gustan puedo cambiarlos", dijo Groucho Marx




Abandonamos por arriba
Un precio caro,
incluso en compensación a ese soberbio y maravilloso último largo.