miércoles, 24 de septiembre de 2014

Retirada


... que no derrota

Soldato che fugge è buono per un altra battaglia, (el soldado que huye es válido para otra batalla) viejo aforismo aplicable tanto a la guerra como a las escaladas. 
Joan Quintana solía ponerlo en boca de un ocurrente Gian Carlo Grassi, el auténtico maestro di ghiaccio

Siempre he creído que los currículums de los alpinistas deberían incluir tanto los logros como las retiradas, y exhibirlos y valorarlos por igual. 
El miedo y la precaución son elementos indisociables a la valentía. Para ser valiente hay que experimentar miedo y hay que dominarlo. 
Lo opuesto a valentía es la temeridad, no el miedo


Latok III un monstruo de fauces gigantescas y despiadadas. 
Me hizo sentir pequeño, insignificante. Ahora sé que de no retirarme me habría devorado irremisiblemente 

La retirada te permite regresar a la lucha más tarde, minimizar pérdidas, intentarlo de nuevo en circunstancias favorables. 

Sólo el accidente supone la derrota definitiva. 
Se trata siempre de:
   Volver
   Volver como amigos
   Volver con la cima
   Por este orden



Hoy rememoro mis últimas retiradas,
 las derrotas las guardo para mí...


Caminant, cara oeste de Peña Montañesa
Desde que Marc e Ignasi abrieran esta fabulosa escalada no he conseguido alejarla de mi cabeza. Los comentarios de sus selectos repetidores solo contribuyeron a exacerbar mis ya incendiados ánimos. Escalda sobre roca magnífica, obligada, seguros suficientes pero distantes, y algunas secciones francamente difíciles con caídas sobre cacharros.

Una prueba más allá de mi "zona de confort"
Hace unos meses la probamos con Ester. El trato era escalarla mano a mano. 

Roy era el as que llevábamos oculto en la manga. Una ventaja que acabó torciéndose: las cartas quisieron que Carlos y Roy entrasen detrás nuestro, mi gozo en un pozo y un nudo en el estómago. 

Alterné largos con Ester, y ya en el primer largo tiré de aceros con el frío como excusa. Me abandoné al artifo, renuncié a caer. El cuarto largo sucumbiría al talento de una Ester especialmente motivada, un extraordinario 7a muy muy ajustado.

Hasta el quinto largo conseguimos llegar. 
Allí una sección con exceso de aire entre chapa y chapa, y los primeros copos de nieve de la jornada  acabarían  conminándonos a la retirada. 

Cuatro rápeles más tarde respiraba aliviado desde la seguridad del suelo. 
Volveré... pero con un "hombre-palo" (dícese del escalador de pared que, a modo de caña en la deportiva, se usa para equiparte los largos expuestos o difíciles)


Al cabo de unas semanas experimenté de nuevo el  sabor agridulce de las retiradas. 
La Reina del Sur, título de Pérez Reverte que explica la azarosa vida de Teresa Mendoza, la reina del narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar . Y también nombre de una vía en el Turbón autoría (o más bien "fechoría") de Pol y Míriam. 
Definirla como soberbia es poco. Para mí, hasta la fecha, la mejor que he escalado allí, y lo digo con una mezcla de admiración y envidia.  

Cinco largos de séptimo homogéneo y mantenido, cinco largos de séptimo obligado (o casi), roca sputnik de la mejor calidad imaginable.

La luz del día se agotó al mismo tiempo que mis fuerzas a mitad del quinto y penúltimo largo.

También en el Turbón, otra de Pol y Toti La Más Turbada , en la que este domingo no alcancé a pasar el segundo largo... un simple 6b después de que Ester se luciera en el largo anterior, un 6c+ terriblemente duro y obligado con la chapa en Pekín


Pero si en algún terreno se aplica la máxima de Grassi, es sin duda el alpinismo. 
Iban varias este año. 

Marzo, valle de Ansó, chivatazo de Mikel. 
Desde la pista de acceso se divisan líneas fantásticas  
Mikel, Andoni y Mikeltxo se lanzan a la caza de una primera. 
Ester y yo intentaremos repetir  Beyond the Good and Evil, nombre evocador, versión vasco-navarra del clásico chamoniardo, casi tan dibujada, casi tan expuesta, y sin duda igual de bella. 

Ascendemos tres tiradas hasta alcanzar el tramo de mixto, M5 versión Andola (el "perpetrador" del largazo), una goulotte preciosa manchada de pequeñas olas de nieve y restos de hielo mezclada con roca. No muy vertical, no ABOminable, pero sí expuesta e improtegible. Lo intento por la derecha, regreso a la izquierda, vuelvo a un lado y a otro. Finalmente deduzco que sin arriesgar no pasaré. Aprecio demasiado a mis piernas, y porqué no decirlo: tengo MIEDO de jugármela. 

Avall. Un par de fisus, tres abalakovs y un merlet gigante nos depositarán en el suelo. 
Cobarde, contento, y vivo, dispuesto a regresar cuando los astros se alineen. 


Días más tarde releo una entrevista al suizo portentoso: Ueli Steck confiesa que ha llegado a su límite con la solitaria del Anapurna , que afloja el pie del acelerador. 
Reconoce que seguir realizando actividades tan punteras, al filo que separa la vida de la muerte, le acabaría conduciendo al desastre. 


Y pienso....  no, si yo hago como Ueli...



miércoles, 17 de septiembre de 2014

El cielo (quizás) estaba en las Jorasses

Por una vez, una, sólo una, he disfrutado en las Jorasses.

amanece el sábado 13 de septiembre, +2 after V

No me las prometía felices.
Un estado de forma tirando a justito, casi año y pico sin subirme a ninguna "gran" montaña, dos escasas incursiones en el hielo del invierno pasado, y un compañero siempre exigente  presagiaban negros nubarrones.

Nubarrones que aparecieron el viernes por la tarde, cuando apurando el último trenecito de Montenvers (17:00) alcanzábamos el glacier de Leschaux bajo una fina capa de chirimiri ajena a la predicción meteorológica.

Sin plaza en el refugio, sin tienda, sin funda de vivac, nuestra única opción consistió en cobijarnos bajo las mesas del refu de Leschaux esperando que la nube escampase.


Nos levantamos tarde, a las cinco de la mañana, cuando TODAS las cordadas ya habían aclanzado la pared. Y premio.
Qué espectáculo divisar decenas de lucecitas pululando por la norte de Grands Jorasses, observar cómo progresaban, algunas tan altas que parecían iban a acabar antes de que amaneciera.
sábado 13 de septiembre, 05:00 a.m.

Nos desperazamos con la calma de saber que nos convenía una entrada tardía. Después de varios años de competir por ser los primeros hemos descubierto que a centenares de metros de la cordada anterior los bloques de hielo se reducen a pequeños fragmentos inofensivos, y además podremos elegir la vía menos concurrida.
8:52 a.m., el sol ilumina las últimas pendientes del glaciar de Leschaux

Esolvena saliendo por el Croz, como habían hecho semanas atrás Gaston y Ferran. Su topo nos advertirá de los pasos clave, y a pesar de que yerro la entrada lógica para salvar una rimaya, rápidamente ganaremos metros hasta terminar alcanzando a unos chavales italianos que se estrenan en Jorasses.
rimayas, empezar a escalar siempre emociona


Tato me llevará a piñón.
Por mucho que lo intente, por tiempo que pase, a pesar de lesiones y parones, el cabrón siempre acaba estando más fuerte que yo.

Y sin escrúpulo, siempre le endoso los largos comprometidos
Largo de M4, aparentemente "interesante", se resuelve sencillo. 
Fisuras francas y agradables llenas de emplazamientos para el piolet y los crampones

Voy a remolque interpretando (gustosamente) mi papel de segundón. Papel que se tornará estelar cuando llego al paso clave de la vía, una sección que ha perdido el hielo con el paso de las cordadas anteriores, convertida en placa de roca tumbada sin apenas relieve.

Reunión  confriend abandonado que ensamblo hasta alcanzar una placa de aspecto repulsivo calentada por el sol.  
Retrocedo y refuerzo el friend. Tato se enfrentará a una sección de M6 muy delicada, quizás trampeable por un diedro (clavado) que queda a la izquierda de la placa. 

Pruebo y bajo. Lo tengo claro. Se me escapa. Gran jugada de tipo mucho más difícil que el resto de la vía, muy expuesto. Te juegas, cuanto menos, acabar con los tobillos a la altura de las rodillas.

Non mi fa schifo se tu mi tiri la corda, sugiere el compadre italiano de la cordada posterior. Así lo hago. Ellos tuvieron la gentileza de dejarnos pasar, y ahora tenemos la oportunidad de devolverles el favor.

Después de esto, una goulotte al sol con hielo perfecto y disfrutón muere en el collado cimero.


Un largo en roca de IV nos deposita en la cima gloriosa. Muerto, exhausto y feliz. Contento por haber terminado con apenas un rasguño en los labios. Preocupado por la bajada que nos espera.

Última tirada ya en la cara sur. 
Al fondo a la derecha se aprecia un riñón rocoso, el "repoissoir" que no permite relajo alguno.


El descenso desde la punta Croz es más sencillo que de la punta Walker o Whymper. Rápeles directos desde la salida de la vía hasta las rocas del Repossoir. Allí destrepes interminables por una arista de nieve y roca a la luz de las frontales. Y después seguir la traza, casi una trinchera, que sortea seracs dibujados por algún artista surrealista con aires perversos. Tensión durante un buen rato hasta que alcancemos la base del glacier de Plampinceaux, mucho más llano. Poco después se alzanzan las rocas que conducen al refu de Boccalatte donde gozaremos de un vivac de lujo.



El domingo lo empleamos en descender al fondo de Vallferret, y de allí Chamonix por el tunel del Montblanc.

Cerveza en mano reflexionaremos sobre cómo ha cambiado la escalada en Jorasses.
No sólo por las inmejorables condiciones de esta quincena de septiembre, sino sobretodo por el cambio de mentalidad de los escaladores, por la manera de afrontar las rutas, y por el grado técnico de mixto que algunos privilegiados trasladan ahora a las grandes rutas heladas ( Martín -cabrón rompemitos-, Tato, Oriol, Unai, Tron y otros muchos) que les permite "flotar" en largos que antes se resolvían en artificial laborioso.

Casi 50 escaladores pulularon ese sábado por la Norte: dos cordadas en el Linceul, dos en Petite MacIntyre, dos en Gousseault, 11 en MacIntyre-Colton, dos en Bonatti Vaucher, dos en Eslovena-Croz, dos en Reve, ...
Todos alcanzaron sanos y salvos el suelo, espero.


Lejos quedan en mi cabeza recuerdos de nuestras ascensiones anteriores.

- MacIntyre Colton, 2005, dos vivacs infernales bajo una tormenta de viento y nieve que nos atenazó a 250 mts de la cumbre

- Bonatti Vaucher, 2007, tres vivacs (uno en cima) saboreando roca descompuesta sin apenas hielo


Siete años me ha costado regresar.
Hemos disfrutado... si es que se puede disfrutar en una cara norte:


El lunes por la mañana escalamos una vía de roca en Grenoble, y regresamos a casa por la tarde.
Qué placer contrastar el frío de una cara norte con la suavidad de una pared al sol.

John et Lola, una línea soberbia que aparece en el libro de Mussatto, mantenida y obligada en 7a merced un reequipamiento extraño que ha eliminado los antiguos spits de progresión.
La aguja central también se escala.
John et Lola sigue el perfil de la pared derecha que dibujan sol y sombra






Siento un calor agradable mientras aseguro a Tato.
Amodorrado, me enfrasco en mis pensamientos.



Lentamente, desde lo más recóndito de mi cabeza y sin acabar de aceptarlo, percibo el placer que me produce escalar al sol.
Disfruto.

Intuyo que las Jorasses nunca serán cielo, acaso un purgatorio que en contadas ocasiones se torna suave como el limbo
y asumo que para alcanzar el cielo a veces hay que adentrarse en los infiernos

 Jorasses, junio 2005, el infierno se tiño de blanco