viernes, 28 de noviembre de 2014

Peña de Sin: Hugo, the little good

Gran homenaje al hijo pequeño de Javi, divertido juego de palabras al que habría añadido  el Pequeño Gran  Bueno, vista la excelencia de la ruta.

trave en el 5º largo, el puente que une dos líneas separadas, 
la tirada que convierte una vía en lógica y elegante

Chapas en las placas y las zonas más difíciles, a completar con el tradicional juego de friends, tótems y fisureros de cualquier auténtica vía de pared.

Desde que la abrieran hace casi dos años, sentí una atracción casi irresistible contrarrestada por el miedo y respeto que imponía la reseña.


Los comentarios de sus primeros repetidores decantaron la balanza, y hace un mes escaso, agotadas ya todas mis excusas, Ester acabó por convencerme con la promesa -cumplida- de liderar la mayoría de los séptimos.

La meteo se anunciaba excelente, fresca y despejada, quedando como única preocupación las escasas horas de luz de noviembre. Inquietud o premonición, lo cierto es que empezamos los rápeles a escasos 30 metros de la cumbre, forzados tanto por la inminencia del atardecer como por las molestias de mi codo. Saciados de escalada, dimos por concluida la ruta una vez concluido el último 7b y renunciamos a la magnífica fisura final.

Siendo como somos escaladores de placa y regleta, los dos primeros largos nos han parecido graduación "humana", además de perfectamente equipados con bolt del 8. La roca no permite grandes alegrías, no tanto por la calidad (buena, ciertamente) como por un liquen negruzco que recubre los primeros 80 mts de pared en toda su extensión.

Y cuando la roca se torna rojiza, una travesía en diagonal de 60 metros atraviesa la parte central.

Esa es la clave y permite enlazar de forma inteligente la línea inferior con la parte superior.

Aquí arriba, con la llegada de los desplomes y chorreras, la ruta exige poderío y las dificultades se tornan obligatorias entre chapas alejadas.
diedro de 6c soberbio en la parte superior

Ester empieza a acomplejarme
9º largo, el más obligado. Afortunadamente poco expuesto

Se nota que estos "astur-aragoneses" se manejan perfectamente con aire bajo los pies.
7º largo, barro (tierra) aragonesa para entrar en R. Un 6b muuuy difícil

Probablemente se convertirá en una clásica difícil, un compromiso razonable entre aventura y equipamiento, sostenida y larga.


Muy buena ruta para familiarizarse con este tapiote en el que todavía hoy se arrancan líneas interesantes.
Teniendo claro quienes son los auténticos dueños del lugar, cual auténtica película de Hitchcok
 
perill d'extinció ? 



Peña de Sin ya empieza a disponer de líneas con estilos diversos, siempre comprometidas, largas y de dificultad considerable.

Otras rutas recomendables

Un capolavoro de Christian, "Stupeurs et Tremblements", un must de la aventura que se hace en libre.
Reseña tan exquisita como la vía, exigente, completa y extraordinaria, junto a PasseMurailles una de las mejores rutas del Piri



Casa Buil, de Josema Jarrín, un solitario aventajado en su tiempo. La escalé con Teixi hace muchos años y nos pareció que podría casi toda en libre. A notar que hubo un desprendimiento anterior a nuestra repetición, y salimos por un espolón entre dos grandes zonas inestables. Daba miedo, no sé si se habrá caído más.


La Barbarie Liberal, otra de Christian, genial salvo su primer largo, sucio y peligroso

Itinerance, reciente obra de JP Rio, muy acertada




El domingo empujaríamos una ruta vecina que iniciamos años atrás, entusiasmados con el recuerdo de Little Hugo.



Gracias Javi, Edu y Manu, por este rutón tan "bueno"...



martes, 7 de octubre de 2014

Historias de Ordesa

Un pájaro extraño perturba la tranquilidad del Valle.

Ruido de helicóptero, presagio de desgracias.
Afortunadamente parece tratarse de una cordada extenuada que ha optado por llamar al grupo de rescate y todo terminará sin mayores consecuencias.
No rapelan. Quizás porque la ayuda exterior resultará menos costosa para su bolsillo que abandonar un juego de friends y algunas drizas. Olvidan (o quizás obvian) el coste de una hora de vuelo del helicóptero, pues va a cargo del erario público y, lo que es peor, olvidan el riesgo que corren piloto y rescatadores.

No discuto llamar al grupo de rescate en caso de accidente o imprevisto.
Critico la comodidad de nuestra sociedad trasladada a la montaña.
Critico posponer otras medidas que deberían tener preferencia sobre los servicios aparentemente gratuitos de auxilio: elegir bien la vía, bajarse o disfrutar de un -in-cómodo vivac.
Critico a esta sociedad  en que nos creemos con derecho A TODO, gratis y de forma inmediata, sin dar apenas valor a los privilegios que tenemos.


La vida sigue en el Valle ajena a nuestras escaladas e inquietudes.
El Patronato observa con temor la proliferación de nuevos itinerarios en Ordesa, probablemente alarmado por el exabrupto de un  (ex)escalador que criticó en foro público el (ab)uso de la máquina infernal que (a su criterio) sufrían las paredes del Valle. Ahora quizás se planteen regular la escalada sensibilizados por el escrito firmado también por otros personajes que no escalan en Ordesa desde tiempos ancestrales.

Se anticipa una convivencia legislada, más restrictiva. Somos demasiados para vivir en libertad, y la "normalización" se intuye inevitable.
Déjame vivir rezaba el nombre de una ruta mítica en los Picos...,en paz añadiría


Manu Córdova paseando por techo de Zarathrustra, en LIBRE, 8a



Un par de topos de vías clásicas y no tan clásicas

Sitistrato, una "incontournable" que merece estar entre las rutas de obligada visita.
Probablemente la línea que más embarques ha generado desde su apertura.
Ahi va una topo que -quizás lamentablemente- contribuya a eliminar parte de la aventura que la incertidumbre del trazado confería a esta vía.



Recuerdo una repetición que realizamos a Sistitrato con Kike en un lejano 1996, interpretando el croquis que apareció en un Especial Ordesa de Desnivel. Nos perdimos, y detrás nuestro también se perdieron los autores del artículo.
Erramos en el sexto largo saliendo rectos hacia arriba, y pagamos el fallo rapelando de dos friends y un fisurero, una fortuna para la economía de un becario, mi "situación" en ese momento. Los recuperamos rapelando desde la R7. Acabamos de noche, agotados, exultantes, con todas las neuronas consumidas. En esa época el bus todavía no se había implantado en Ordesa, y pudimos permitirnos un descenso tranquilo.

Ese embarque sería el germen de la Vía del SexTo

Ahora con Manu hemos empezado otra entre Sistitrato y Batxurizopa, seis largos que van uniendo errores de navegación de cordadas precedentes. Si nos deja continuar a base de pitones y bichejos, se anticipa un reto peleón en su último tercio.


El Señor de las Audibras, vía del maestro Mikel, una línea "rara" que ha registrado alguna visita este verano.
Topo según la ascensión que hicimos con Toti hace cuatro o cinco años.
No recuerdo el material empleado, en todo caso llevar lo habitual: juego completo y medio de friends, dos juegos de micros, y fisus.
Recomendable para los amantes de aventura, especialmente en los días de calor.



Korrika Avenida de la Luz. Vía de los 80 acabada en los 90. Mítica en sus orígenes y aun hoy día, por la mezcla de dificultad y exposición de su mitad superior.


La roca varía de aceptable a buena. Llevar maza habría contribuido sin duda alguna a rebajar el compromiso. Trazado bastante evidente con algunas variantes -más difíciles- posibles.
La intenté hace unos años con Óscar Pérez, poco antes de que marchase a Pakistán. Una caída en el último largo antes de la campa nos convenció para salir por la Rabadá.
Este sábado la he completado con Santi, a quien le tocó el últim largo, finalmente el más comprometido y difícil no sabemos si por haber errado el recorrido, o por la rotura de algún canto.

Nos ha gustado sin llegar a entusiasmarnos. Con un nivel de exigencia similar, Los Prismáticos de Gavín, por ejemplo, nos pareció más atlética, más disfrutona y sobre mejor roca.

jueves, 2 de octubre de 2014

Rincones olvidados: Sísí

Castillomayor es uno de esos lugares que apenas han recibido escaladores.
Las terroríficas historias que se cuentan acerca de la nula calidad de su roca, su orientación norte, el aspecto herboso, y su relativo alejamiento de carreteras transitadas han relegado estas paredes al olvido.

Punta occidental de Castillomayor vista desde Escuaín, marzo 2014


Con el tiempo los lugares relativamente solitarios, de belleza indiscutible y tranquilidad asegurada, van ganando enteros.

Si la casualidad, o mejor dicho, la persistencia quiere que encontremos un pedazo de roca relativamente sana, el enamoramiento está asegurado.  Esto es lo que nos sucedió hace unos días cuando descubrimos esta pequeña gran ruta.

La tormenta envuelve Castillomayor 

y nos obsequia con un contraste de luces


No esperéis roca espectacular (aunque para ser sinceros, el último largo tiene una roca brutal). Tampoco dificultades extraordinarias  ni una escalada soberbia.
Acudid sin otra expectativa que pasar un buen rato y disfrutad de un entorno verdaderamente mágico en el corazón del Pirineo.

La vía empieza próxima a un collado con un característica hoz de madera 
que parece trasladarnos a los albores del siglo XX 


El paseo de aproximación apenas excede de la media hora, al principio en pendiente pronunciada, después en ligero ascenso.
La vía, cuatro largos, puede recorrerse por entero a la sombra o al sol.


Es una magnífica opción para jornadas calurosas entrando a partir de la una del mediodía en la que os apetezca una escalada de longitud moderada.
Quizás un domingo después de Ordesa, o un sábado tardío de verano.
Cuarto largo: fisura horizontal levemente ascendente en V+/6a. 
Atraviesa la pared justo por encima de un gran techo, y acaba enderezándose (y endureciéndose)

Y si preferís agotaros, se puede combinar con La Princesa Escoba bien próxima. En este caso recomendaría empezar por Sísí, rapelar y acometer La Princesa, y bajar andando por la espalda de Castillomayor directos al coche.

Sísí,
que os aproveche.

Ya diréis, opinar es normal


miércoles, 24 de septiembre de 2014

Retirada


... que no derrota

Soldato che fugge è buono per un altra battaglia, (el soldado que huye es válido para otra batalla) viejo aforismo aplicable tanto a la guerra como a las escaladas. 
Joan Quintana solía ponerlo en boca de un ocurrente Gian Carlo Grassi, el auténtico maestro di ghiaccio

Siempre he creído que los currículums de los alpinistas deberían incluir tanto los logros como las retiradas, y exhibirlos y valorarlos por igual. 
El miedo y la precaución son elementos indisociables a la valentía. Para ser valiente hay que experimentar miedo y hay que dominarlo. 
Lo opuesto a valentía es la temeridad, no el miedo


Latok III un monstruo de fauces gigantescas y despiadadas. 
Me hizo sentir pequeño, insignificante. Ahora sé que de no retirarme me habría devorado irremisiblemente 

La retirada te permite regresar a la lucha más tarde, minimizar pérdidas, intentarlo de nuevo en circunstancias favorables. 

Sólo el accidente supone la derrota definitiva. 
Se trata siempre de:
   Volver
   Volver como amigos
   Volver con la cima
   Por este orden



Hoy rememoro mis últimas retiradas,
 las derrotas las guardo para mí...


Caminant, cara oeste de Peña Montañesa
Desde que Marc e Ignasi abrieran esta fabulosa escalada no he conseguido alejarla de mi cabeza. Los comentarios de sus selectos repetidores solo contribuyeron a exacerbar mis ya incendiados ánimos. Escalda sobre roca magnífica, obligada, seguros suficientes pero distantes, y algunas secciones francamente difíciles con caídas sobre cacharros.

Una prueba más allá de mi "zona de confort"
Hace unos meses la probamos con Ester. El trato era escalarla mano a mano. 

Roy era el as que llevábamos oculto en la manga. Una ventaja que acabó torciéndose: las cartas quisieron que Carlos y Roy entrasen detrás nuestro, mi gozo en un pozo y un nudo en el estómago. 

Alterné largos con Ester, y ya en el primer largo tiré de aceros con el frío como excusa. Me abandoné al artifo, renuncié a caer. El cuarto largo sucumbiría al talento de una Ester especialmente motivada, un extraordinario 7a muy muy ajustado.

Hasta el quinto largo conseguimos llegar. 
Allí una sección con exceso de aire entre chapa y chapa, y los primeros copos de nieve de la jornada  acabarían  conminándonos a la retirada. 

Cuatro rápeles más tarde respiraba aliviado desde la seguridad del suelo. 
Volveré... pero con un "hombre-palo" (dícese del escalador de pared que, a modo de caña en la deportiva, se usa para equiparte los largos expuestos o difíciles)


Al cabo de unas semanas experimenté de nuevo el  sabor agridulce de las retiradas. 
La Reina del Sur, título de Pérez Reverte que explica la azarosa vida de Teresa Mendoza, la reina del narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar . Y también nombre de una vía en el Turbón autoría (o más bien "fechoría") de Pol y Míriam. 
Definirla como soberbia es poco. Para mí, hasta la fecha, la mejor que he escalado allí, y lo digo con una mezcla de admiración y envidia.  

Cinco largos de séptimo homogéneo y mantenido, cinco largos de séptimo obligado (o casi), roca sputnik de la mejor calidad imaginable.

La luz del día se agotó al mismo tiempo que mis fuerzas a mitad del quinto y penúltimo largo.

También en el Turbón, otra de Pol y Toti La Más Turbada , en la que este domingo no alcancé a pasar el segundo largo... un simple 6b después de que Ester se luciera en el largo anterior, un 6c+ terriblemente duro y obligado con la chapa en Pekín


Pero si en algún terreno se aplica la máxima de Grassi, es sin duda el alpinismo. 
Iban varias este año. 

Marzo, valle de Ansó, chivatazo de Mikel. 
Desde la pista de acceso se divisan líneas fantásticas  
Mikel, Andoni y Mikeltxo se lanzan a la caza de una primera. 
Ester y yo intentaremos repetir  Beyond the Good and Evil, nombre evocador, versión vasco-navarra del clásico chamoniardo, casi tan dibujada, casi tan expuesta, y sin duda igual de bella. 

Ascendemos tres tiradas hasta alcanzar el tramo de mixto, M5 versión Andola (el "perpetrador" del largazo), una goulotte preciosa manchada de pequeñas olas de nieve y restos de hielo mezclada con roca. No muy vertical, no ABOminable, pero sí expuesta e improtegible. Lo intento por la derecha, regreso a la izquierda, vuelvo a un lado y a otro. Finalmente deduzco que sin arriesgar no pasaré. Aprecio demasiado a mis piernas, y porqué no decirlo: tengo MIEDO de jugármela. 

Avall. Un par de fisus, tres abalakovs y un merlet gigante nos depositarán en el suelo. 
Cobarde, contento, y vivo, dispuesto a regresar cuando los astros se alineen. 


Días más tarde releo una entrevista al suizo portentoso: Ueli Steck confiesa que ha llegado a su límite con la solitaria del Anapurna , que afloja el pie del acelerador. 
Reconoce que seguir realizando actividades tan punteras, al filo que separa la vida de la muerte, le acabaría conduciendo al desastre. 


Y pienso....  no, si yo hago como Ueli...



miércoles, 17 de septiembre de 2014

El cielo (quizás) estaba en las Jorasses

Por una vez, una, sólo una, he disfrutado en las Jorasses.

amanece el sábado 13 de septiembre, +2 after V

No me las prometía felices.
Un estado de forma tirando a justito, casi año y pico sin subirme a ninguna "gran" montaña, dos escasas incursiones en el hielo del invierno pasado, y un compañero siempre exigente  presagiaban negros nubarrones.

Nubarrones que aparecieron el viernes por la tarde, cuando apurando el último trenecito de Montenvers (17:00) alcanzábamos el glacier de Leschaux bajo una fina capa de chirimiri ajena a la predicción meteorológica.

Sin plaza en el refugio, sin tienda, sin funda de vivac, nuestra única opción consistió en cobijarnos bajo las mesas del refu de Leschaux esperando que la nube escampase.


Nos levantamos tarde, a las cinco de la mañana, cuando TODAS las cordadas ya habían aclanzado la pared. Y premio.
Qué espectáculo divisar decenas de lucecitas pululando por la norte de Grands Jorasses, observar cómo progresaban, algunas tan altas que parecían iban a acabar antes de que amaneciera.
sábado 13 de septiembre, 05:00 a.m.

Nos desperazamos con la calma de saber que nos convenía una entrada tardía. Después de varios años de competir por ser los primeros hemos descubierto que a centenares de metros de la cordada anterior los bloques de hielo se reducen a pequeños fragmentos inofensivos, y además podremos elegir la vía menos concurrida.
8:52 a.m., el sol ilumina las últimas pendientes del glaciar de Leschaux

Esolvena saliendo por el Croz, como habían hecho semanas atrás Gaston y Ferran. Su topo nos advertirá de los pasos clave, y a pesar de que yerro la entrada lógica para salvar una rimaya, rápidamente ganaremos metros hasta terminar alcanzando a unos chavales italianos que se estrenan en Jorasses.
rimayas, empezar a escalar siempre emociona


Tato me llevará a piñón.
Por mucho que lo intente, por tiempo que pase, a pesar de lesiones y parones, el cabrón siempre acaba estando más fuerte que yo.

Y sin escrúpulo, siempre le endoso los largos comprometidos
Largo de M4, aparentemente "interesante", se resuelve sencillo. 
Fisuras francas y agradables llenas de emplazamientos para el piolet y los crampones

Voy a remolque interpretando (gustosamente) mi papel de segundón. Papel que se tornará estelar cuando llego al paso clave de la vía, una sección que ha perdido el hielo con el paso de las cordadas anteriores, convertida en placa de roca tumbada sin apenas relieve.

Reunión  confriend abandonado que ensamblo hasta alcanzar una placa de aspecto repulsivo calentada por el sol.  
Retrocedo y refuerzo el friend. Tato se enfrentará a una sección de M6 muy delicada, quizás trampeable por un diedro (clavado) que queda a la izquierda de la placa. 

Pruebo y bajo. Lo tengo claro. Se me escapa. Gran jugada de tipo mucho más difícil que el resto de la vía, muy expuesto. Te juegas, cuanto menos, acabar con los tobillos a la altura de las rodillas.

Non mi fa schifo se tu mi tiri la corda, sugiere el compadre italiano de la cordada posterior. Así lo hago. Ellos tuvieron la gentileza de dejarnos pasar, y ahora tenemos la oportunidad de devolverles el favor.

Después de esto, una goulotte al sol con hielo perfecto y disfrutón muere en el collado cimero.


Un largo en roca de IV nos deposita en la cima gloriosa. Muerto, exhausto y feliz. Contento por haber terminado con apenas un rasguño en los labios. Preocupado por la bajada que nos espera.

Última tirada ya en la cara sur. 
Al fondo a la derecha se aprecia un riñón rocoso, el "repoissoir" que no permite relajo alguno.


El descenso desde la punta Croz es más sencillo que de la punta Walker o Whymper. Rápeles directos desde la salida de la vía hasta las rocas del Repossoir. Allí destrepes interminables por una arista de nieve y roca a la luz de las frontales. Y después seguir la traza, casi una trinchera, que sortea seracs dibujados por algún artista surrealista con aires perversos. Tensión durante un buen rato hasta que alcancemos la base del glacier de Plampinceaux, mucho más llano. Poco después se alzanzan las rocas que conducen al refu de Boccalatte donde gozaremos de un vivac de lujo.



El domingo lo empleamos en descender al fondo de Vallferret, y de allí Chamonix por el tunel del Montblanc.

Cerveza en mano reflexionaremos sobre cómo ha cambiado la escalada en Jorasses.
No sólo por las inmejorables condiciones de esta quincena de septiembre, sino sobretodo por el cambio de mentalidad de los escaladores, por la manera de afrontar las rutas, y por el grado técnico de mixto que algunos privilegiados trasladan ahora a las grandes rutas heladas ( Martín -cabrón rompemitos-, Tato, Oriol, Unai, Tron y otros muchos) que les permite "flotar" en largos que antes se resolvían en artificial laborioso.

Casi 50 escaladores pulularon ese sábado por la Norte: dos cordadas en el Linceul, dos en Petite MacIntyre, dos en Gousseault, 11 en MacIntyre-Colton, dos en Bonatti Vaucher, dos en Eslovena-Croz, dos en Reve, ...
Todos alcanzaron sanos y salvos el suelo, espero.


Lejos quedan en mi cabeza recuerdos de nuestras ascensiones anteriores.

- MacIntyre Colton, 2005, dos vivacs infernales bajo una tormenta de viento y nieve que nos atenazó a 250 mts de la cumbre

- Bonatti Vaucher, 2007, tres vivacs (uno en cima) saboreando roca descompuesta sin apenas hielo


Siete años me ha costado regresar.
Hemos disfrutado... si es que se puede disfrutar en una cara norte:


El lunes por la mañana escalamos una vía de roca en Grenoble, y regresamos a casa por la tarde.
Qué placer contrastar el frío de una cara norte con la suavidad de una pared al sol.

John et Lola, una línea soberbia que aparece en el libro de Mussatto, mantenida y obligada en 7a merced un reequipamiento extraño que ha eliminado los antiguos spits de progresión.
La aguja central también se escala.
John et Lola sigue el perfil de la pared derecha que dibujan sol y sombra






Siento un calor agradable mientras aseguro a Tato.
Amodorrado, me enfrasco en mis pensamientos.



Lentamente, desde lo más recóndito de mi cabeza y sin acabar de aceptarlo, percibo el placer que me produce escalar al sol.
Disfruto.

Intuyo que las Jorasses nunca serán cielo, acaso un purgatorio que en contadas ocasiones se torna suave como el limbo
y asumo que para alcanzar el cielo a veces hay que adentrarse en los infiernos

 Jorasses, junio 2005, el infierno se tiño de blanco