lunes, 24 de octubre de 2011

Fraucata, una línea salvaje robada al futuro

Los años pasan y cambian la perspectiva con que afrontamos las cosas.
A veces, para que salgan bien, hay que mirarlas desde la barrera... y ceder paso a nuevas generaciones

Fotografía desde R5.
Unai sale del techo y empieza la placa desplomada.
Le pierdo de vista, mis nervios siguen a flor de piel, sobretodo cuando vuele pocos minutos más tarde.


Aquella línea hermosa entre Asken Guda Danza y Divina Comedia, donde pensé se combinaría libre y artificial, finalmente ha nacido como un espléndido recorrido de libre salvaje. Bizcochito, una ruta que asusta y que, quizás, se convierta en vía de referencia para los escaladores de nuevas generaciones.


Semanas atrás, si alguien me hubiera preguntado si el ambiente de una pared me podría asustar, mi respuesta habría sido que impresionar sí, asustar nunca.
Ahora sé que me equivocaba.
Y es que nunca imaginé que una ruta pudiera desplomar de esta manera tan continua, tan brutal, tan salvaje, hasta echar de menos la seguridad de una retirada sin complicaciones.

Los tres o cuatro intentos que nos ha costado abrirla siempre venían condicionados por el temor a esos rápeles oblicuos, más propios de funambulistas que de escaladores, entre gigantescos bloques de aristas afiladas.
No diré que resulte imposible escapar, pero el nivel acrobático necesario para abandonar por abajo esta "cárcel vertical" es alto. Casi tanto como el grado indispensable para superar sin maza ese sexto largo maravilloso.


Cierto, nosotros hemos llevado martillo y clavos en la apertura. Muchos pitones y una cuerda estática que nos permitía la retirada. Pero abrir en este tipo de terreno sin siquiera llevar expansiones, negociando con algunos bloques del tamaño de lavadoras que ya volaron, te sumerge en un mar de dudas e incertidumbre.
Atreverse con EL LARGO 6 renunciando a clavar en toda la placa, siempre en libre, sin concesión alguna a la progresión artificial, me parece que tiene un valor fuera de lo común. Sólo quien escale ese largo podrá entrever la fuerza psicológica que empleó Unai, una demostración soberbia de entereza mental y física.



Sábado 15-10-2011

Octubre suele obsequiarnos con temperaturas suaves sin apenas oscilación entre el día y la noche, con el único inconveniente de que las horas de luz se reducen a poco más de once. Así pues tocaba madrugar, y antes de las 6 de la mañana todavía a plena noche, aproximábamos con el alba.
La línea se antojaba demasiado vertical, MUY desplomada. Pese a las innumerables veces que he contemplado la foto de esta zona de Fraucata, sólo a pie de vía te das cuenta del tremendo deslome del trazado. Los largos "huyen" uno tras otro siguiendo una tendencia oblicua hacia la izquierda y hacia afuera de la vertical, y esa sensación aumenta descontrolada hasta la 5ª reunión, donde disfrutas del vacío en todo su esplendor.

Dos fotografías en alta resolución ya anticipaban lo que nos esperaba: la placa ofrecía fisuras, y solo quedaba averiguar si seríamos capaces de abrirla en buen estilo, en libre, algo reservado a los fuoriclasse, a mi colega de cordada. Yo me hubiera sentido plenamente feliz con pasar sin expansiones.


Poco a poco vamos recorriendo tramos que ya conocemos. Se trata de robar horario al reloj para disponer de tres o cuatro horas, las indispensables para abrir los dos últimos largos.

Largo 3, zona abierta el año pasado. 7a que ha mejorado a base de repeticiones y pitones.


Poco puedo decir de la ruta, solo que está al alcance de pocas cordadas, y que intentar encadenar ese penúltimo largo que atraviesa LA PLACA queda reservado a unos pocos elegidos. No es mi caso. Creo que incluso abierto en artifo el largo obtendría la calificación de excepcional.

El bizcochito se lo ventiló en apenas una hora y media, siempre en libre, sin un solo paso de artificial, y SIN UN SOLO CLAVO en toda la placa. Imposible hacerlo mejor. Bueno, sí, podría haberlo abierto sin reposar o sin volar. Me hubiera ahorrado largos minutos de espera tensa, porque incluso asegurando desde la reunión notas como se agarrotan los músculos del cuello y de la mandíbula, cerrada, escupiendo saliva, saboreando el stress.
Total, así a ojo apenas ronda el octavo grado, y desploma como 10 metros en poco más de 25, con una continuidad endiablada y el paso más duro justo a la entrada de la reunión, cuando tus brazos pesan, cuando tus pulmones estallan del esfuerzo, cuando tu mente se agotó de tanta lucha.



Unai acabando L5, un corto largo de 12 mts de 6b+.
La intención inicial era empalmar este largo con LA PLACA, pero el trazado sinuoso y algunas aristas nos obligaron a montar R5, algo más precaria (y sobretodo incómoda) que R4.

Principio de L6 cuando todavía no habíamos montado R5.
Unai intentaba abrir la placa saliendo desde R4.
Minutos más tarde se dará cuenta de que el guidado de las cuerdas no permiten empalmar techo y placa desplomada.
Acabaremos fraccionando el recorrido en L5 y L6.

Foto L6 cortesía de Iker desde la pared de la cascada, baja resolución.
La perspectiva no recoge la totalidad del desplome, en realidad mucho más acusado.
¿ O quizás era nuestra percepción subjetiva ?

Cualquier objeción que pueda hacerse por la roca en los largos inferiores, por el equipamiento algo justo, a las reuniones exiguas o incómodas, todo, todo se olvida cuando atraviesas ese espacio fuera de las leyes de la física, fuera del tiempo.
Ambientazo comparable al headwall de Sálathé .

Si Ordesa es mágico, esto es un hechizo salvaje


Que la disfrutéis, los que podáis...


jueves, 6 de octubre de 2011

Un cuento de Princesas y Castillos



Tiempo atrás, cuando brujas y dragones todavía se escondían en el Pirineo, una pared no lejos de Escuaín sedujo a varios pretendientes.
Corrían los lejanos 80 y cuentan las crónicas que varios caballeros ajenos a la nueva moda de los gatos y el magnesio, se adentraron entre sus muros en busca de las esencias del alpinismo clásico, y que acabaron encontrando un tesoro.
El paso del tiempo sumió sus descubrimientos en una nebulosa de olvido y desde entonces pocos se acercaron a este castillo protegido por una mezcla de encantamientos y mala roca.

Este verano dos personajes hambrientos de gestas y roca sentirían de nuevo la llamada: La promesa de una princesa cautiva en un Castillo.





CASTILLOMAYOR es una mole calcárea que se alza frente a Escuaín, fortaleza visible desde Peña Montañesa, desde Revilla, desde Escalona.
Su fama de roca pésima la ha protegido de nuestra voracidad aperturista, consiguiendo escapar incólume durante algunos años.
Nos constaban algunas ascensiones de corte clásico resiguiendo las líneas naturales, reseñas que he buscado ávidamente sin éxito, vías de Joan Jover, del Teixi, de otros. (http://joanjover.cat/ressenyes/?cat=42)

Era cuestión de tiempo que nos rindiéramos a sus encantos. Todo se reducía a invertir unas horas en reconocer sus paredes y sus líneas para redescubrir sus tesoros.
No es un chollo: Ya desde lejos se adivina la pobre calidad de la roca. Quizás buscando, husmeando, revolviendo, escudriñando, sea posible encontrar un camino agradable.

Y lo encontramos.
No hay secretos: La suerte del que busca y de quien se rodea de buenos compañeros.

Iker, un "chaval" con apenas 18 recién cumplidos, con un hambre de roca sólo comparable a su hambre de comida. Carpanta le apodamos.

Diana, con su cuello rígido por excesos de roca, de porteos y mochilas, inservible, tieso como una escoba. Nos esperará estirando en el collado de la hoz, disfrutando de este mundo mágico, precioso y solitario.


Y luego Sergi y Ana, con quienes apuramos los largos y humanizamos algún pasaje roto o mejorable.



LA PRINCESA ESCOBA, vía en el espolón Noroeste de CastilloMayor, en una pared ligeramente separada de la principal. Con un grado obligado de 6ab, se recomienda dominar el 6b (largos 2, 4 y 5) para degustarla y apreciar la sutileza de sus movimientos.
A pesar de que la roca es por lo general buena, algún bloque se encargará de recordarnos que estamos en alta montaña, en terreno de "aventura". Con un poco de atención y cuidado gozaréis de este paisaje idílico.
Vía rápida y bien orientada donde escapar una tarde del calor veraniego.


Que la disfrutéis, y que vuestra huella sea tenue.



Ahí van algunas fotos

Ana a mitad del primer largo, que siempre busca la roca más sana


Este largo exige un cierto sentido de la orientación


Iker, un joven que promete, se descubre a sí mismo como aperturista en L2. El paisaje y el entorno justifican una visita por sí solos

Devora largos de roca con la misma fruición que se zampa tu despensa. L5

Diana al inicio de L3, bien protegido con un bolt


L4, pese a ser el más difícil de la vía, tiene escasa exposición




El placer de llegar primero, el descanso del guerrero


Y la alegría de la cima en compañía

Un cocktail difícilmente superable