martes, 21 de febrero de 2017

Sin esperanza


Hay paredes que impresionan
hay muros que obsesionan
hay largos que nos agotan

Peña de Sin  lo contiene todo:  tufas, escombreras, formas imposibles, jardines herbosos, desplomes rojizos, placas azules, fisuras inmaculadas o el velcro más agresivo que puedas imaginar.
Y abismos que acongojan.
Una verticalidad asombrosa, continua y extenuante.

Este sábado cambiamos el hielo por la roca.
Frente a una Fuenfría negra de chorretones de agua, Sin resplandecía con el sol de febrero.
Peña Artíes (Sin) conjuga un abanico de contrastes: aproximar entre la nieve para escalar en manga corta, abrigarte con el "plumas" cuando el sol se oculta, gatos de precisión para los largos de libre exigente, gatos holgados para ese tramo de artifo que nos permitirá enlazar dos tramos imposibles sin abusar del taladro.


También aquí soñé con una clásica. Vana esperanza... la realidad se manifestó contundente tras el inicio del tercer largo. Roca perfecta destacada por la fina luz de invierno, dolorosamente abrasiva, del azul al naranja en un solo movimiento de escalada.
Séptimo contundente, sin concesión, sin reposo, sin ambigüedad, a salvo de cualquier decotador de tierra llana.

Y por eso, brutal, precioso, despiadado.

Abjuro del artifo pero lo necesito
lo desprecio y lo amo, simultáneamente.
Cuando nuestra energía se agota siempre me queda este recurso. Abandono por arriba

Hubo un tiempo en que todos - jóvenes y viejos - practicaban esta disciplina. Ya no.
Los jóvenes van en libre.

En nuestro tercer asalto contamos con Íker para calibrar la dificultad de esos primeros largos y para seguir empujando nuestro proyecto hacia la cima.

Íker aporta su energía inacabable, técnica pulida en las placas de Etxauri y la fuerza de su juventud.
La aparente facilidad con que devora los largos puede llegar a molestar, sobretodo cuando llega mi turno y constato que esa fluidez con que resolvió el puzzle está más allá de mi capacidad.




Queda poco.