Hace unos días acudimos a la llamada del Circo, y como nosotros otros amigos respondieron a su eco.
Pocos entenderán que un día de escaladas, que sola una ruta de hielo de donde sólo 100 metros son novedad compense 900 kilómetros de viaje. Y sólo los muy adictos llegarán a sentir envidia de una paliza semejante.
Domingo por la mañana. Dudamos entre nuestros objetivos.
La nueva ruta está demasiado lejos, y además Mikel, Andoni y Unai enfilan hacia allí. No queremos exponernos a ser bombardeados.
Bug se muestra soberbia y amenazante, llena de barbas colgantes, con una columna descomunal de cerca de 40 metros. A lo lejos divisamos los frontales de una cordada que se nos adelantó. Le pregunto a Toti y manifiesta sus dudas en voz alta. Peligros objetivos, principio de temporada, falta de entrenamiento -psicológico.
Yo soy más cabrón: le tiento sabiendo que en el fondo tampoco quiero enfrentarme a Bug, anticipando sus reticencias, descargando sobre él el peso del descarte.
Respiro tranquilo casi vendiendo la piel del oso antes de haberlo matado. Alea jacta est.
Dejamos Bug para otra ocasión, con sus más de 300 mts de amenazas, una ruta que de estar en Fressinieres llamaría muchísimo la atención por su compromiso y dificultad, una mezcla de Thanatos y Overdose.
No queda otra opción que enfilar hacia Grand Segment.
Desde el fondo del circo parece un colgajo menor, apenas una raya de hielo a la izquierda del segundo muro enlazando la primera campa de nieve con la parte derecha del ático.
Primer muro, calentamiento.
Escogemos Ice Folle por su variedad y su relativa verticalidad. Ruta bonita con una goulotte algo pobre en hielo. Primer largo a lo tradicional y a partir de allí dos ensambles de 120 mts. A veces apretamos demasiado el acelerador. Un par de bloqueadores hubieran contribuido a reducir el margen de aleatoriedad, de riesgo. Los tenía en el coche. Me prometo no volver a olvidarlos.
Desde el pedrusco que corona el primer muro divisamos el Grand Segment. Sigue pareciendo pequeño, y la proximidad ya permite adivinar las dos zonas clave.
Dudamos entre acceder de forma directa o por la canal que lleva a los Arceaux Renverses seguidos de una travesía.
Optamos por la travesía. Erramos.
Hora y media para recorrer unos 250 mts de terreno expuesto, inasegurable, de dificultad sencilla sin posibilidad de errores. Si alguien va, que enfile directo.
Montamos reunión a la izquierda de la cascada.
Me toca lidiar con la bella del baile.
Largo soberbio, variado, con formaciones que me recordaron las formas caprichosas de Crack Baby. Desplomes en travesía, bombos de coliflores, muro vertical y finalmente una columna de 8 mts que apenas tiene base. Allí dudo si endosarle la sección a Toti montando reunión a los pies del colgajo o si continuar hasta la repisa que se intuye más arriba. La columna es inasegurable en sus primeros 6 o 7 mts, así pues debo sobrepasarla evitando un posible factor 2.
Adrenalina a chorros. Alcanzaré la seguridad de una reunión después de una hora y media de lucha a 55 mts de Toti.
Suspiro aliviado, exhausto, agotado. Lo que resta de vía queda en manos de mi compañero, o para ser más exactow en su habilidad con sus herramientas.
Se zampará otro largazo en apenas 30 o 40 minutos.
Sudaré para alcanzar la reunión.
El descenso es sencillo a rápeles de abalakov.
Oscurece cuando llegamos al suelo. De allí al coche en un paseo agradable.
Maialen y Adrián nos ofrecerán cerveza y unos pinchos. Nos quedaríamos pero todavía restan 450 kms de viaje. Es tarde. Llegaremos a casa de madrugada.
El camino de regreso sirve para soñar, para elaborar nuevos planes, para cruzar los dedos esperando que Bug y el resto de bellezas permanezcan al menos durante tres o cuatro semanas más, el tiempo que tardaremos en regresar al frío. Nos vamos a México, al Gigante, a Potrero Chico, en una semana que promete ser intensa y abominable
El hielo tendrá que esperar. Nos esperará.
Incluso en estos años de clima cambiante regresa puntual a su cita hibernal.
Nosotros acudiremos fieles a su llamada.
3 comentarios:
El frío se fue y la lineas también. Las lluvias y el implacable viento del sur han acabado con el hielo. Las lineas mágicas del circo son efímeras, esa es su maldición y su encanto. Quizás vuelvan.
Ya contaras vuestras andanzas mexicanas, las espero.
Agur
Xabi
em sembla que sóc "muy adicto" doncs..! fins aviat
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