miércoles, 17 de septiembre de 2014

El cielo (quizás) estaba en las Jorasses

Por una vez, una, sólo una, he disfrutado en las Jorasses.

amanece el sábado 13 de septiembre, +2 after V

No me las prometía felices.
Un estado de forma tirando a justito, casi año y pico sin subirme a ninguna "gran" montaña, dos escasas incursiones en el hielo del invierno pasado, y un compañero siempre exigente  presagiaban negros nubarrones.

Nubarrones que aparecieron el viernes por la tarde, cuando apurando el último trenecito de Montenvers (17:00) alcanzábamos el glacier de Leschaux bajo una fina capa de chirimiri ajena a la predicción meteorológica.

Sin plaza en el refugio, sin tienda, sin funda de vivac, nuestra única opción consistió en cobijarnos bajo las mesas del refu de Leschaux esperando que la nube escampase.


Nos levantamos tarde, a las cinco de la mañana, cuando TODAS las cordadas ya habían aclanzado la pared. Y premio.
Qué espectáculo divisar decenas de lucecitas pululando por la norte de Grands Jorasses, observar cómo progresaban, algunas tan altas que parecían iban a acabar antes de que amaneciera.
sábado 13 de septiembre, 05:00 a.m.

Nos desperazamos con la calma de saber que nos convenía una entrada tardía. Después de varios años de competir por ser los primeros hemos descubierto que a centenares de metros de la cordada anterior los bloques de hielo se reducen a pequeños fragmentos inofensivos, y además podremos elegir la vía menos concurrida.
8:52 a.m., el sol ilumina las últimas pendientes del glaciar de Leschaux

Esolvena saliendo por el Croz, como habían hecho semanas atrás Gaston y Ferran. Su topo nos advertirá de los pasos clave, y a pesar de que yerro la entrada lógica para salvar una rimaya, rápidamente ganaremos metros hasta terminar alcanzando a unos chavales italianos que se estrenan en Jorasses.
rimayas, empezar a escalar siempre emociona


Tato me llevará a piñón.
Por mucho que lo intente, por tiempo que pase, a pesar de lesiones y parones, el cabrón siempre acaba estando más fuerte que yo.

Y sin escrúpulo, siempre le endoso los largos comprometidos
Largo de M4, aparentemente "interesante", se resuelve sencillo. 
Fisuras francas y agradables llenas de emplazamientos para el piolet y los crampones

Voy a remolque interpretando (gustosamente) mi papel de segundón. Papel que se tornará estelar cuando llego al paso clave de la vía, una sección que ha perdido el hielo con el paso de las cordadas anteriores, convertida en placa de roca tumbada sin apenas relieve.

Reunión  confriend abandonado que ensamblo hasta alcanzar una placa de aspecto repulsivo calentada por el sol.  
Retrocedo y refuerzo el friend. Tato se enfrentará a una sección de M6 muy delicada, quizás trampeable por un diedro (clavado) que queda a la izquierda de la placa. 

Pruebo y bajo. Lo tengo claro. Se me escapa. Gran jugada de tipo mucho más difícil que el resto de la vía, muy expuesto. Te juegas, cuanto menos, acabar con los tobillos a la altura de las rodillas.

Non mi fa schifo se tu mi tiri la corda, sugiere el compadre italiano de la cordada posterior. Así lo hago. Ellos tuvieron la gentileza de dejarnos pasar, y ahora tenemos la oportunidad de devolverles el favor.

Después de esto, una goulotte al sol con hielo perfecto y disfrutón muere en el collado cimero.


Un largo en roca de IV nos deposita en la cima gloriosa. Muerto, exhausto y feliz. Contento por haber terminado con apenas un rasguño en los labios. Preocupado por la bajada que nos espera.

Última tirada ya en la cara sur. 
Al fondo a la derecha se aprecia un riñón rocoso, el "repoissoir" que no permite relajo alguno.


El descenso desde la punta Croz es más sencillo que de la punta Walker o Whymper. Rápeles directos desde la salida de la vía hasta las rocas del Repossoir. Allí destrepes interminables por una arista de nieve y roca a la luz de las frontales. Y después seguir la traza, casi una trinchera, que sortea seracs dibujados por algún artista surrealista con aires perversos. Tensión durante un buen rato hasta que alcancemos la base del glacier de Plampinceaux, mucho más llano. Poco después se alzanzan las rocas que conducen al refu de Boccalatte donde gozaremos de un vivac de lujo.



El domingo lo empleamos en descender al fondo de Vallferret, y de allí Chamonix por el tunel del Montblanc.

Cerveza en mano reflexionaremos sobre cómo ha cambiado la escalada en Jorasses.
No sólo por las inmejorables condiciones de esta quincena de septiembre, sino sobretodo por el cambio de mentalidad de los escaladores, por la manera de afrontar las rutas, y por el grado técnico de mixto que algunos privilegiados trasladan ahora a las grandes rutas heladas ( Martín -cabrón rompemitos-, Tato, Oriol, Unai, Tron y otros muchos) que les permite "flotar" en largos que antes se resolvían en artificial laborioso.

Casi 50 escaladores pulularon ese sábado por la Norte: dos cordadas en el Linceul, dos en Petite MacIntyre, dos en Gousseault, 11 en MacIntyre-Colton, dos en Bonatti Vaucher, dos en Eslovena-Croz, dos en Reve, ...
Todos alcanzaron sanos y salvos el suelo, espero.


Lejos quedan en mi cabeza recuerdos de nuestras ascensiones anteriores.

- MacIntyre Colton, 2005, dos vivacs infernales bajo una tormenta de viento y nieve que nos atenazó a 250 mts de la cumbre

- Bonatti Vaucher, 2007, tres vivacs (uno en cima) saboreando roca descompuesta sin apenas hielo


Siete años me ha costado regresar.
Hemos disfrutado... si es que se puede disfrutar en una cara norte:


El lunes por la mañana escalamos una vía de roca en Grenoble, y regresamos a casa por la tarde.
Qué placer contrastar el frío de una cara norte con la suavidad de una pared al sol.

John et Lola, una línea soberbia que aparece en el libro de Mussatto, mantenida y obligada en 7a merced un reequipamiento extraño que ha eliminado los antiguos spits de progresión.
La aguja central también se escala.
John et Lola sigue el perfil de la pared derecha que dibujan sol y sombra






Siento un calor agradable mientras aseguro a Tato.
Amodorrado, me enfrasco en mis pensamientos.



Lentamente, desde lo más recóndito de mi cabeza y sin acabar de aceptarlo, percibo el placer que me produce escalar al sol.
Disfruto.

Intuyo que las Jorasses nunca serán cielo, acaso un purgatorio que en contadas ocasiones se torna suave como el limbo
y asumo que para alcanzar el cielo a veces hay que adentrarse en los infiernos

 Jorasses, junio 2005, el infierno se tiño de blanco





11 comentarios:

paca dijo...

enhorabona campio!!!!!

marKitu$ dijo...

Besties!!!
Continueu motivant-nos amb aquestes experiencies tant ben explicades!!

Gas!!

Cris Pérez dijo...

Ostres! Gràcies per compartir l''infern'!

jp rio dijo...

Enhorabuena, la maquina de catalunya!!! Me muero de envidia...

Unknown dijo...

Ja n'esteu de penjats... Amb lo bé que s'està fent friki a les " poces" de rodellar.. ple de dones amb bikini o sense....Grandioses les fotos del 2005... quins ous nens¡¡¡¡¡¡

lo company del Mus dijo...

sabes colega, un dia el "javali" me comentaba, este tio (tu) me puede!! i eso en palabras de el era algo serio, no paris i continua foten-li

Mercurio dijo...

Me alegro mucho de vuestra decisión de hacer le Eslovena... Tu ya me entiendes

Unknown dijo...

Enhorabuena a los dos, de otro que se muere de envidia!!!

edu dijo...

JOER CABROM...EN OCTUBRE HABER SI PUEDO IR Y A PODER SER QUE ESTE MAS TRANQUI EL PATIO. POR LO QUE CUENTAS JEJEJEJE, ENHORABUENA POR LA RUTA Y POR ESCALAR CON TU COMPAE OTRA VEZ UNA DE LAS GORDAS JEJEJE, LA OTRAS FOTOS SON DE JORASES EN PLENO APOGEO JEJEJE, UN SALUDO

Martin dijo...

sois unos grandes!!!! Un abrazote monstruos,

Anónimo dijo...

Too much, too much, too much.... Enhorabuena no solo por tocar el cielo sino por como lo tocais, por vuestra trayectoria absolutamente envidiable....
Uffff!! Excepcional, un petonet.

Esther Fresneda.