... que no derrota
Soldato che fugge è buono per un altra battaglia, (el soldado que huye es válido para otra batalla) viejo aforismo
aplicable tanto a la guerra como a las escaladas.
Joan Quintana solía ponerlo en boca de un ocurrente Gian Carlo Grassi, el auténtico maestro di ghiaccio.
Joan Quintana solía ponerlo en boca de un ocurrente Gian Carlo Grassi, el auténtico maestro di ghiaccio.
Siempre he creído que los currículums de los alpinistas deberían incluir tanto los logros como las retiradas, y exhibirlos y valorarlos por igual.
El miedo y la precaución son elementos indisociables a la
valentía. Para ser valiente hay que experimentar miedo y hay que dominarlo.
Lo opuesto a valentía es la temeridad, no el miedo
Lo opuesto a valentía es la temeridad, no el miedo
Latok III un monstruo de fauces gigantescas y despiadadas.
Me hizo sentir pequeño, insignificante. Ahora sé que de no retirarme me habría devorado irremisiblemente
La retirada te permite regresar a la lucha más tarde, minimizar pérdidas,
intentarlo de nuevo en circunstancias favorables.
Sólo el accidente supone la derrota definitiva.
Se trata siempre de:
Volver
Volver como amigos
Volver con la cima
Por este orden
Sólo el accidente supone la derrota definitiva.
Se trata siempre de:
Volver
Volver como amigos
Volver con la cima
Por este orden
Hoy rememoro mis últimas retiradas,
las derrotas las guardo para mí...
las derrotas las guardo para mí...
Caminant,
cara oeste de Peña Montañesa
Desde que Marc e Ignasi abrieran esta fabulosa escalada no he
conseguido alejarla de mi cabeza. Los comentarios de sus selectos repetidores
solo contribuyeron a exacerbar mis ya incendiados ánimos. Escalda sobre roca
magnífica, obligada, seguros suficientes pero distantes, y algunas secciones
francamente difíciles con caídas sobre cacharros.
Una prueba más allá de mi "zona
de confort"
Hace unos meses la probamos con Ester. El trato era escalarla
mano a mano.
Roy era el as que llevábamos oculto en la manga. Una ventaja que acabó torciéndose: las cartas quisieron que Carlos y Roy entrasen detrás nuestro, mi gozo en un pozo y un nudo en el estómago.
Roy era el as que llevábamos oculto en la manga. Una ventaja que acabó torciéndose: las cartas quisieron que Carlos y Roy entrasen detrás nuestro, mi gozo en un pozo y un nudo en el estómago.
Alterné largos con Ester, y ya en el primer largo tiré de aceros con el frío como excusa. Me abandoné al artifo, renuncié a caer. El cuarto largo sucumbiría al talento de una Ester
especialmente motivada, un extraordinario 7a muy muy ajustado.
Hasta el quinto largo conseguimos llegar.
Allí una sección con exceso de aire entre chapa y chapa, y los primeros copos de nieve de la jornada acabarían conminándonos a la retirada.
Cuatro rápeles más tarde respiraba aliviado desde la seguridad del suelo.
Volveré... pero con un "hombre-palo" (dícese del escalador de pared que, a modo de caña en la deportiva, se usa para equiparte los largos expuestos o difíciles)
Al cabo de unas semanas experimenté de nuevo el sabor agridulce de las
retiradas.
Definirla como soberbia es poco. Para mí, hasta la fecha, la mejor que he
escalado allí, y lo digo con una mezcla de admiración y envidia.
Cinco largos de séptimo homogéneo y mantenido, cinco largos de
séptimo obligado (o casi), roca sputnik de la mejor calidad imaginable.
La luz
del día se agotó al mismo tiempo que mis fuerzas a mitad del quinto y penúltimo
largo.
También en el Turbón, otra de Pol y TotiLa Más Turbada , en la que este domingo no alcancé a pasar el segundo largo... un simple 6b después de que Ester se luciera en el largo anterior, un 6c+ terriblemente duro y obligado con la chapa en Pekín
También en el Turbón, otra de Pol y Toti
Pero si en algún terreno se aplica la máxima de Grassi, es sin duda el alpinismo.
Iban varias este año.
Marzo, valle de Ansó, chivatazo de Mikel.
Desde la pista de acceso se divisan líneas fantásticas
Mikel, Andoni y Mikeltxo se lanzan a la caza de una primera.
Ester y yo intentaremos repetir Beyond the Good and Evil, nombre evocador, versión vasco-navarra del clásico chamoniardo, casi tan dibujada, casi tan expuesta, y sin duda igual de bella.
Ascendemos tres tiradas hasta alcanzar el tramo de mixto, M5 versión Andola (el "perpetrador" del largazo), una goulotte preciosa manchada de pequeñas olas de nieve y restos de hielo mezclada con roca. No muy vertical, no ABOminable, pero sí expuesta e improtegible. Lo intento por la derecha, regreso a la izquierda, vuelvo a un lado y a otro. Finalmente deduzco que sin arriesgar no pasaré. Aprecio demasiado a mis piernas, y porqué no decirlo: tengo MIEDO de jugármela.
Avall. Un par de fisus, tres abalakovs y un merlet gigante nos depositarán en el suelo.
Cobarde, contento, y vivo, dispuesto a regresar cuando los astros se alineen.
Días más tarde releo una entrevista al suizo portentoso: Ueli Steck confiesa que ha llegado a su límite con la solitaria del Anapurna , que afloja el pie del acelerador.
Reconoce que seguir realizando actividades tan punteras, al filo que separa la vida de la muerte, le acabaría conduciendo al desastre.
Y pienso.... no, si yo hago como Ueli...