Les valls del Piri Occidental, i el massís del Bernera romanen grans descongudes pels catalans, i en canvi ben aprofitades per vascos i aragonesos.
Més enllà d'alguna incursió esporàdica de la mà sempre dels amics navarresos, els massissos de Bernera, Bisaurín, Hecho i els pics al voltant de la vall d'Aisa, continuen envoltats de bruma i oblit.
El anticiclón que persiste mes y medio, precedido en diciembre de nevadas atlánticas, garantiza excelentes condiciones en los macizos occidentales.
Tiremos de la "ice-connection", línea caliente años atrás, y complementamos informaciones en la red. Un primer fin de semana en Llana del Bozo con Tomeu, Cati y Unai para llevarnos el Diedro Norte, accediendo desde el Refugio de Lizarra.
Frío, nieve durísima y un día despejado amenizan aproximación y escalada. Qué goce.
El día antes concluimos una vía en la Sur de Montañesa, que puliremos con mimo. Se lo merece.
Siguiente fin de semana.
Dudamos entre Gavarnie y el macizo occidental. Una meteo incierta y las isoceros por debajo de 2000mts simplifican la decisión. Volvemos a los montes de Aísa, Aspe y Bernera.
Me apetecía la Llana de la Garganta. Todo cambia cuando el sr Mikel Zabalza propone inaugurar una línea que tiene vista en el Aspe Occidental. Quien mejor que el Doctor Pirineos para seleccionar objetivo.
De su mano aproximaremos por el Sur, desde Aísa hasta el collado que separa el Aspe de la Llana. Mil metros de desnivel que salvamos rápidamente merced una nieve estupenda, endurecida por el frío de la mañana y los ciclos de hielo y rehielo de los últimos 30 días.
Amanece brumoso.
Pese a desconocer este valle y sus montañas, ando tranquilo con la seguridad de que Mikel nos conducirá sin error a la vía y nos retornará incluso enmedio de la niebla. Además, traemos al Bizcochito como arma para lidiar con los largos que pudieran resistirse.
Mis ojos se pasean por el Rigüelo, Lecherines, y la Sur del Aspe, pequeñas paredes muy golosas encuadradas en un paisaje excepcional que alterna blancos inmaculados y prados de hierba. Volveré, me prometo.
Cambiamos a cara norte. Las nubes ocultan el collado y nuestra vía de regreso. Divisamos la línea prometida.
Empieza por una goulotte magnífica con los pegotes de hielo y nieve endurecida suficientes para progresar, de difícil aseguramiento.
Le toca al Melón, inquieto. Salta a la arena como los leones del Coliseo al abrirse sus jaulas. Devora el primer largo y, hambriento todavía, continúa hacia arriba saltándose el emplazamiento lógico de reunión.
La cuerda se agota. Mikel y yo salimos al ensamble. Mmmm a los 8 metros del suelo un movimiento sexy. Concentración, Unai tira de las cuerdas 60 metros más arriba lejos de su último seguro. Me encomiendo y sufro por él. Finalmente consigue montar una reunión decente con algo de imaginación y paciencia. Superamos el momento más comprometido del día.
El resto, goce y disfrute por una línea bien estética y bastante asegurable.
En su parte superior dos largos de roca soldada por el hielo.
Drytolai del bueno por diedros y chimeneas asequibles. Limpiamos algún bloque sospechoso desde la seguridad de reuniones atómicas y protegidas.
Alcanzo cima envuelto por la bruma.
Cuando Unai y Mikel llegan se abre el horizonte y divisamos nuestros palos y mochilas lejos hacia suroeste, en el collado.
Descenso franco, agradable y directo. Hora y media más tarde nos cambiamos en el coche.
Día de ensueño, de ahí el nombre, "Alpinismo Onírico" (s-onírico para algunos)...
Cena en Ainsa a la altura de la jornada. Domingo escalaré con Unai en Sin bajo una lluvia gélida, todo motivación. Nada como ser padre para aprovechar esos momentos de tapia.