jueves, 19 de enero de 2017

Esos americanos locos


Verano del 94

Hace ya 20 años que descubrí Chamonix.

Me desvirgaron en el Frendo
Poco faltó para enlazar bautizo con entierro
De no haber mediado la sensatez de Ramón, que nos obligó a encordar alertado por mi titubeante progreso sobre las heladas pendientes en la arista somital. Salvó mi dignidad, mi integridad y, probablemente la salud de la cordada completa.

El vivac -previsto por supuesto...-  consistió en comer poco, hablar mucho y dormir mal.

Tres temas recurrentes dominaron la conversación:
           mujeres, cerveza, y vías soñadas.

Poco podía pensar que veinte años más tarde recorrería una de las rutas por las que suspiramos en compañía de su hijo Nil, quien aun no había nacido.
Esa ruta era  La Americana de l'Aguille de Fou


julio 2016

La Americana solo debería abordarse cuando la canal de entrada dispone de nieve y la iso-cero permanece moderada estabilizando las piedras y el hielo que protegen sus flancos.
El primer domingo de julio del 2016 los astros se alinearon, y sólo nuestra falta de aclimatación aminora las posibilidades de éxito.

Bernat y Nil subirán el mismo domingo (a pie !!!) desde Cham, escalarán una ruta en el Envers, y dormirán en el refu. Nosotros llegaríamos a la tarde ahorrando dos horas de ardua caminata con el Tren de Montenvers. El mismo domingo nos acercábamos a reconocer la base para comprobar las condiciones de la canal de acceso.

Los 350 mts de granito vertical de l'Aguille de Fou se dibujan en el centro, 
dominando 300 mts de canal de nieve, 

Despertar a las 4 y media, desayuno y salida a las 5.15 am.
Siete horas más tarde entendería la recomendación de los guardianes del refu aconsejando salir a la 1 de la madrugada. Pasaba de las once cuando alcanzábamos la R0 después de franquear la rimaya, alternar varios cambios de pie de gato con botas y crampones, y aligerar nuestros socorridos estómagos


11.30 am. Empieza el baile.

Grado Chamoniardo particularmente ajustado.
Ester y yo en estilo tradicional: los estribos delatan nuestro respeto para con las vías míticas. Mientras, los niños encadenan el 7a/b, y corren por los sextos. Sólo desde la inocencia puede alguien atreverse a denostar a los clásicos forzando sus artificiales.

Bernat y Nil forzando el 7b/c, casi casi

los malos (y viejos) tiramos de estribo...

en un sexto que resistió el empuje de la juventud

la oscuridad nos abrazará durante un descenso interminable



Los guardianes del refu estaban equivocados: no hacía falta madrugar.
Nuestras fuerzas se agotan antes de que muera el día.

Nil y Bernat alcanzan un nevero cimero que barra los últimos 20 metros tumbados de la aguja. Ese mismo exceso de nieve que nos ha "ayudado" en la canal, les impide la foto somital.
Nosotros nos quedamos a tres largos, agotados de tanto sexto cabrón, físico, exigente y a la vez magnífico. La falta de aclimatación se nota, y el empacho de fisuras nos pasa factura.

Les esperaremos para rapelar juntos en un diedro protegido del viento y las piedras.

A las 23.30 alcanzamos al refugio. Cena preparada y unas birras obsequio de los guardas para los primeros pretendientes a la Americana de la temporada.

Mañana pasa un frente activo y no madrugamos lo suficiente para escalar una ruta corta. Ni fuerzas ni ganas nos acompañan. Bajaremos a Cham.
Disponemos de 10 días de vacaciones que amortizar.


A los pocos días regresamos a la Mer de Glace.




Gran Capucin, esta vez dispuestos a probar L'Echo des Alpages, probablemente la mejor ruta de este obelisco totémico, incluso más que la popular Voyage selon Gulliver.


No nos defraudará. En combinación con los tres primeros largos de Elixir d'Astaroth resulta un itinerario homogéneo, soberbio y mantenido en sexto alto, con tres zonas puntuales de séptimo que se nos resistirán, aquí ya sin la excusa de la aclimatación.







Recomendar otra ruta más sencilla pero igualmente soberbia, y bien próxima al Capucin, la combinación de  Bonatti - Tabou a la Chandelle du Tacul

Tres fotografías ponen perspectiva a estas agujas gigantes
espolón en el centro de la foto


Zoom a la Chandele

Arnau (alias Aragorn) en la cima de la Chandele asegurando a Juani


Saciamos así nuestra dosis de granito chamoniardo, y optamos por por los placeres del calcáreo.


Croix de Fer.

En los confines de un valle destrozado por nidos de cemento y el acero de los remontes, todavía se conservan algunos parajes encantadores a condición de caminar hora y media. 



en la bella  Albatros 


Tete d'Aval.

Otra clásica ineludible, la Ranxerox
con Arnau y Juani,


que no terminaremos por la tormenta que se avecina,
escapando a rápeles de la última parte de la vía.




Ceusse.

Y cuando el tiempo no acompaña, qué fácil es sucumbir a los cantos de sirena de la deportiva...

Un lugar tan fanático como SiuDrama, como Rodellar, con temperaturas que obligan a usar el plumas cuando la sombra alcanza el pie de via, hacia las 14h del mediodía.
Un PARAíSO en verano.


Si escaláis en las zonas más nuevas el grado está... hasta suave, y las presas todavía muerden y arañan