lunes, 28 de mayo de 2012

Sufriendo en Paret de Catalunya

Violenta como como la música punk, dura como el porno, y tan adictiva como las drogas.
Así es la ruta que poco a poco vamos dibujando entre Mala Vida y Tempesta Nocturna.

Sin expansiones, con pitones, dos juegos de friends, con largos vuelos y dificultades obligadas a menudo lejos del último punto de seguro: una línea apta sólo para los yonkies más enganchados a Montrebei.


Hace ya más de 4 años que empecé esta línea con Carlitos Kletterer, una sucesión de leves fisuras interrumpidas por zonas blancas, enigmáticas, sobre las que desconocía si nos iba a resultar posible pasar sin expansiones.
Un diedro ciego nos bloqueó a tres largos del suelo. Lo intentamos. Llevaba espitador pero preferimos esperar. Invitaríamos a algún amigo más fuerte, un arma secreta para superar ese tramo incierto.

entrando en la R4 después del diedro ciego, primer filtro. 
Cuerdas colgando. El vacío es una de las características de la ruta


Volví al cabo de unos meses, después de una fiesta en Montrebei. Ese domingo amanecimos espesos, resacosos, y Tato (el arma secreta) intentó pasar en vano.
Superó el primer desplomito consiguiendo emplazar dos pitones a prueba de bomba. Dos espadas clavadas en sentido vertical hasta el ojo.  A partir de allí terra incógnita. Unas veces a la derecha, otras a la izquierda, la mayoría hacia arriba, siempre acababa volando abajo. Después de darse un recital de zambombazos optamos por una retirada. Ya volveríamos con más punch.



El proyecto quedó en intento, y no sería hasta al cabo de un  par de años que regresaríamos, esta vez sí, con el arma definitiva.
Desconozco si la lectura del "Príncipe de Maquiavelo" tendría algo que ver con la elección de esta segunda arma. Lo cierto es que un par de días antes de regresar  anuncié a Tato de sopetón: "Tato, el sábado volvemos. He avisado a Unai por si tu no pasas. Pero tranquilo, la primera oportunidad es tuya".

Eso sí es meter presión, eso es ser un cabrón manipulador carente de escrúpulos.

Quienes conocen a Tato saben de su increíble capacidad para exprimirse a tope, para escalar al límite de sus fuerzas. Pocas veces le he visto vibrar con tanta violencia, sus temblores se transmitían por la cuerda hasta mi placa de asegurar. Tres metros "blancos" sin posibilidad de aseguramiento, inciertos, extremadamente técnicos, a puros pies, adiedrado, con dos pitones lejanos y un vuelo de infarto. Después de algunos sartus considerables, después de ver el tremendo estrés a que le había sometido, le sugerí que cediera el extremo caliente de la cuerda a Unai.
"Ni hablar!" espetó.

Y vuelta tajo.
Esta VEZ  superó la zona más ciega. Y mientras remontaba para incorporarse en un diedro fisurado, el bloque del que traccionaba se desprendió. Vuelo de infarto hasta más abajo de la reunión.
Testarudo, es un auténtico máquina TESTARUDO.
Lo vuelve a probar.
No recuerdo el tiempo que empleó en ese largo. Sólo que finalmente lo superó y terminó montando reunión 25 metros más arriba en el interior de dos sorprendentes cuevas. Allí instalamos una cuerda fija, remonté y nos bajamos. Unai ni probó el largo. Se limitó a quedarse en la reunión inferior para -palabras textuales- "poder probarla a vista el día que regresemos".


Meses más tarde el día llegó. Unai no pudo venir.
Lo intentamos de nuevo y tomé un camino equivocado: Artifo, un recurso válido pero poco estético en el tipo de vía que buscábamos, indispensable porque la roca no se mostró generosa. Concluimos de forma poco elegante saliendo por otra vía. Nuestra ruta quedó escondida, discreta, esa es una de las ventajas de abrir sin expansiones.

Así hasta el sábado pasado.


Dos años después con las pilas de motivación a tope, los astros se alinean, y los tres mosqueteros -faltaba Kletterer d'Artagnan- enfilan su mirada al mar de roca gris que domina la parte superior de Mala Vida y Tempesta.

Amanecemos temprano para evitar los rayos del astro rey.
Salimos del coche a las 7 de la mañana desde el párking de Montañana.

Los tres primeros largos van calentándonos

L3, todavía"fácil" fruto de nuestro primera ataque sin Tato ni Unai


Alcanzamos el característico diedro ciego.
Esta vez le toca a Unai. 
A priori debería resolver esa tirada con facilidad. En nuestra última razzia le asignamos 7a  psicológico. Intenta por un lado y por otro. Destrepa, arriba, abajo, izquierda, un vuelo (presilla rota). 
Descansa unos 20 minutos de un reposo inverosímil.
Aprieta los dientes y ensaya diversos caminos hasta resolver el jeroglífico.


Paso clave lejos de dos clavos

Mientras el rostro de Tato va reflejando una enigmática sonrisa. Adivino sus pensamientos: el largo es endabladamente psicológico, difícil de pasar incluso para alguien como el bizcochito...
Yo sonrío, no por el largo sino por el par de colegas marcianos que tengo.

Cueva y reunión. A partir de ahí se abre un campo enorme, una zona virgen bajo la aplastante fuerza del SOL, que ha rebasado la Pared de Cataluña y nos machaca sin piedad.
CALOR

Cruzo Tempesta y alcanzo un diedro fisura de ensueño. No soy el primero. Alguien -o varios a juzgar por distintos abandonos- ha equivocado el trazado de Tempesta acabando en esta zona. Monto reunión al pie de una placa gris de aspecto monolítico y aviso a los dos "flojillos".

Ahora le toca abrir a Unai, dejar su "sello", el de Tato ya marca ese cuarto largo.

Siempre en libre, le veo subir con una facilidad engañosa. Refunfuña y jura contra el sol, contra el calor. Después de 10 metros absolutamente verticales no le queda otra opción que clavar. Se cuelga de un gancho y oigo al martillo repicar. No suena a clavo atómico, y sin embargo le permite continuar su lucha particular.


Una hora más tarde grita reunión. Para pasar tengo que clavar allí donde él pasó en libre.Con la excusa de "reemplazar" ese pitón dudoso meto otro. Ese es uno de los problemas de llevar un "paquete" en una cordada extremadamente competente.
El largo sale espléndido, entre 7b y 7b+. Tato aprieta de segundo. Yo me conformo con superarlo.


entrada a R6


Repisa al pie de una zona gris, compacta, de apariencia más amable que el largo anterior.
Sol de justicia, moral escasa, calor abrasador, y motivación bajo mínimos porque con las horas que nos quedan tengo claro que no podremos salir por arriba. Un largo más nos permitiría ver lo que nos espera el próximo día.

 Unai y Tato no tienen el mismo concepto de "monodedo"


Me toca. Empiezo con un sentimiento a medio camino entre de sentido del deber y las ganas de terminar.
Lo que parecía un diedro gris fisurado y agradable sólo admite algún pitón ocasional, sin dejarme otra opción que artifo o un libre obligado demasiado exigente para mis capacidades.
Renuncio exhausto cuando el sol se oculta tras la pared de Aragón.

 El cansancio hace mella después de 12 horas


Como los vampiros, Unai recupera las ganas de escalar con la penumbra. Y de nuevo un recital de libre expuesto y obligado.
Monta reunión y Tato sube a desmontar el largo. Yo opto por quedarme donde estoy, agotado.
Los últimos metros del largo superan un conjunto de roca dudosa. Tato limpia.
Abajo en la reunión, me siento como los habitantes de Sarajevo. Mi vida se reduce a esconderme de la lluvia de bloques que explosionan al impactar en la pared. Huele a azufre y no es el infierno. La oscuridad nos envuelve. Es tarde, sólo queda rapelar.

Bajar también es un arte, y mi currículum de abandonos contribuye a nuestra tranquilidad.
Una hora más tarde nos saludamos a pie de pared, y pasada medianoche alcanzamos la comodidad de las furgonetas.



Vaya rutón.
Volveremos a completarlo, espero que entrando por Tempesta...

Compadezco -y admiro- a sus futuros pretendientes.




martes, 22 de mayo de 2012

Cor Salvatge, Montrebei, paret de Catalunya


Obrir una línia nova al 2003 en una paret tan concorreguda omple de forma especial.
Aquesta va sortir bonica, mantiguda, sobre roca esplèndida, sense xapes però fácilment protegible.

Vam deixar-hi una estàtica un parell de setmanes. Algú que havia intentat la Picazo sense èxit la va fer servir per rapelar, i com que no se'n refiava dels pitons d'on estava ancorada (i eren a prova de bomba!) va cardar-hi un parell d'espits.
Quin emprenyament en descobrir-los. Els vaig trencar a cop de martell en un accès d'ira descontrolada, i encara ara s'aprecien els casquillos a la tercera tirada.

Amb el temps van aparéixer dos parabolts al tocar de la R8, fruit d'un rescat en una via veïna. Sembla que les expansions crien i proliferen


topo actualitzada a 2012
No hacen falta pitones


Hi tenia -encara tinc- un amor especial, i encadenar-la s'havia convertit en la meva petita gran obsessió.

Nou anys i set pegues per trincar un punyetero llarg, sense comptar els quatre dies invertits en l'apertura.
Molt, massa temps.

Arribava a la tirada número TRETZE i m'escanussava de nervis.
M'hi havien acompanyat una pil.la d'amics, molts dels quals l'havien fet a la primera -què desconsiderats!



Foto del Carlitos, octubre 2005, Meloni a L-13
entrant al pas clau protegit amb un pitó i un alien verd que no posa



Dissabte passat enmig de plena canícula i contra totes les meves esperances, la punyetera tirada va caure a la butxaca.
La Olatz també la traia, ella a vista. N'hi ha que tenen aptituds...

Gràcies a tots els amics i amigues que m'hi heu portat: eli, manu, tato, vicenç, sílvia, joan carles, roy, olatz, i algun que pugui haver descuidat.


miércoles, 16 de mayo de 2012

Globeros en Alaska, Montrebei, Paret de Catalunya

... o la historia de cómo los grados van cambiando ...   

Fotografía de Manu desde la Desequilibrio:
Annalissa asegurando paciente mientras abro el sexto largo

Un nombre ridículo para una vía preciosa.

Las razones hay que buscarlas en un viaje realizado meses atrás en compañía de Alex y Eli
Quince días a piñón entre vuelos, avionetas, hielo, nieve y paredes en un remoto glaciar de Alaska, el Ruth Gorge. Quince días durante los cuales nos sentimos como auténticos principiantes de la vertical.

Bastó ver el estado en que rescataban a cuatro coreanos que habían intentado nuestro objetivo inicial (el Moonflower Butress al Mount Hunter) para hacernos caquita en los pantalones. Una previsión de temperaturas elevadas (relativamente,  hablamos de Alaska) nos obligó a cambiar el hielo por la roca, y a bajar de cota en busca de paredes sin tanta nieve.
Allí terminamos dos chicos de pueblo y una chica, y acabamos juntándonos con otros cuatro yankees de la américa profunda. Una pandilla de ignorantes con pinta de escaladores, delatando nuestra escasa experiencia pese a la indumentaria de última generación que llevábamos. Y eso, en ciclismo, se llama Globero.
no, no es un fotomontaje


Globeros se ha convertido en una de las 5 vías más repetidas de Montrebei, como diría un amigo de Madrid, por la maldita conjunción de parabolt y 7a, un binomio no necesariamente peyorativo asociado a escalada de consumo.

Las repeticiones han limpiado los largos, saneado cantos, resaltado con magnesio las presas óptimas.
Todo ello ha terminado por convertir la vía en mucho más asequible.
Cuando abrimos el cuarto largo, por ejemplo, pensé que superaba el 7b+. Luego, a medida que lo probabámos, el consenso tendía a 7b. Acabé poniendo 7a+/b a pesar de que algunos de mis compañeros fuertes habían caído a vista.
Piju encadenando el largo estrella
mientras Tato y Paco se relajan bajo un cielo inmensamente azul

Ahora dudo entre 7a y 7a+.


El premio a la decotación se lo lleva esta topo de Luichy (huelo aroma de montserrat por ahí... ja ja ja) , especialmente en L1, L2 y L7 . Y es que el grado es cuestión de opiniones.


Y aquí mi propuesta,
(*) topo actualizada marzo 2024
con nuevo largo de salida por placa



aunque poco importa si la vía os gusta.

Por cierto, parece que alguien ha mangado un pitón de la R3.
Querría obsequiarle con otros 4 .

lunes, 14 de mayo de 2012

luces en el MEDITERRáNEO, Sardegna



A las siete de la mañana de un sábado es normal que uno no quiera levantarse, sobretodo cuando fuera está cayendo la del pulpo, cuando el viento te azota el rostro y las gotas de lluvia se introducen en tus ojos todavía soñolientos.

Y sin embargo no nos costó nada levantarnos.
Porque fuera no llovía
porque el día amaneció radiante.
Porque aquella noche habíamos cambiando el paisaje húmedo de casa por la luminosidad anunciada de Sardegna en uno de esos arrebatos surrealistas que sólo nuestra sociedad moderna y opulenta puede permitirse: apenas hora y cuarto de avión para alcanzar nuestro particular Eldorado


Un fin de semana acelerado para descubrir un paisaje sosegado.

Mi primera sensación: una bofetada en la cara recordándome que las vías equipadas pueden ser extremadamente difíciles. Incluso cuando tu compañero es una bestia capaz de encadenar octavos sin titubear, sin despeinarse, sin sudar. Oviglia se encargaría de rebajarnos los humos en Legitimo Bastardo, una ruta que nos asustó y que todavía nos espera. Mi hermanito y yo nos retiramos con el rabo entre las piernas de un segundo largo con demasiado aire entre las chapas.

Piola nos reconciliaría con el gusto por la roca, con el placer del gesto despreocupado, con un equipamiento para escalar sin miedos, sin angustias. Sette anni di solitudine sobre el mar, en un cuadro maravillo.


Y unos metros más allá Diana y Marta se enfrentaron con Mediterráneo, otro capolavoro con el sello Maurizio
con un nombre evidente


Un destino para repetir.

jueves, 10 de mayo de 2012

Pájaros de Barro, nova via al Peladet - Terradets

L3, inicio desplomado y con mucho mucho canto

Estuvimos cerca.
Se nos escapó de la punta de los dedos.


El Peladet, ese pared que alberga tantos tesoros al alcance de la mano, accesible a todos, sigue obsequiándonos con líneas para soñar.

Con Albert (castelltower) y en apenas dos ataques hemos concluido una vía después de reabrir hasta tres veces el tercer largo.

El martes pasado arañábamos los primeros metros en una pared todavía húmeda por las lluvias del puente de mayo. Sobrepasados los primeros 10 pasos, la roca me regaló uno de los largos más excepcionales que nunca he abierto.

Los dos siguientes son aceptablemente buenos, y el último nuevamente soberbio.

Por un momento pensé que habíamos encontrado una bella vía asequible en el Peladet, y con ese objetivo maquillamos los pasajes más difíciles con alguna chapa o clavo adicional.

El sábado la terminamos, mientras Joana y Diana se hacían con la Doctor Doctor què em passa , mi vía preferida -y envidiada-, un monumento a la belleza.


Ahora, desde la distancia, siento que "la clásica" se nos ha escapado de nuevo. Por muy poco. Apenas tres o cuatro cantos más habrían bastado para conseguir un grado homogéneo en torno al 6b.


La búsqueda continúa pero no me importa. Es un proceso que me aporta toneladas de satisfacción.
Continuará...



El nombre, por la canción de Manolo García, y porqué no decirlo, por la congoja que me provoca la visión de nuevos carteles regulatorios en el área del Montsec conviviendo junto a la construcción de caminos, puentes y pasarelas en Montrebei.