Cuatro días,
un tesoro.
Tormentas de agosto.
Aunque la meteo se torne incierta, siempre quedarán lugares al abrigo del sol y de la lluvia.
Aguaceros en el Piri y los Picos, chubascos en Vercors y los Alpes. Echamos mano de los mapas y el Centro queda a salvo de las bajas presiones. Usaremos "
Las 100 mejores escaladas de la Zona Centro" como guía de viajes, una selección de vías amplia en escuelas y estilos
UTAH, o algo parecido
Madrid queda lejos
Girasoles en Utah???
y nos detenemos en
El Barranco de la Hoz, con su paisaje impresionante de paredes de bolillos en la parte inferior, y torres de arenisca en la superior.
humedad precaria en los bolillos
Escogemos una de esas clásicas en cuya recomendación coinciden todas las fuentes,
Pañoleta Blanca, una obra maestra de Santi Llop y Jesús Gálvez por (ausencia de) equipamiento, trazado y estilo.
Ester alcanza la seguridad de la arenisca
No os dejéis engañar por la bondad de las cotaciones: En el 6b sudé hasta caer, y sólo después de estudiar el paso conseguí resolverlo; en el resto de la vía los quintos se pagan caros, los sextos carísimos.
festival de fisuras
diedros
corners en "X"
y agonía en los encastamientos
verticalidad en un 6a
Llevaos cacharros a tuti-plein, esas fisuras golosas de arenisca lo tragan todo (fisus, dos juegos completos de micros y de camalots hasta nº3 + un 4)
Envalentonados por haber lidiado con fisuras de puños, retomamos el viaje hacia el Centro.
El sábado escalaremos en la
Torre de Villarejo un par de clásicas recomendas, una de chapas y otra con algo de autoprotección. Echamos en falta algo de recorrido, y es que 150 metros de pared se quedan cortos para tan largo viaje.
fragancia de YOSEMITE
Así que, un tanto decepcionados y más que asustados por las temperaturas anunciadas, decidimos probar la
Peña del Águila en
Galayos. De esta aguja sí teníamos referencias excepcionales. La realidad superó nuestras expectativas.
Degustamos fisuras maravillosas en
Tiempo de Cambio, o
Sulayr, que por sí solas justifican el viaje.
La aproximación exige un par de horas escasas por el camino clásico de subida al refugio Victory hasta divisar la canal que sube directa a Peña del Águila, que tomaremos durante media hora. Al poco de recorrerla habrá que dejar la canal principal y tomar una gulotilla a la derecha. Una trepada de 80 mts de III (expuesta si se hace a pelo) te conduce a pie de
Tiempo de Cambio
Un primer largo excepcional de 6a+ (buff) ,
conduce a una reunión cómoda, donde empieza el largo más bonito que haya escalado en fisura.
Tres movimentos muy duros de placa (por debajo de los bolts) y te plantas en una fisura de dedos que va ensanchándose hasta las manos allí donde desploma.
De nuevo, como si del día de la marmota se tratara, la fisura acabará tumbándome. No será hasta emplazar los camalots un par de metros por encima que resolveré el paso. Es lo bueno de escalar fisuras: si quieres siempre tienes la cuerda por arriba.
Tercer largo, otra joya, no sabría decir si mejor o peor, en cuaquier caso entre los mejores largos de fisura que haya escalado nunca, ambos aquí, en esta ruta. Festival de empotramiento de manos (estrechas) y dedos, bavaresa y algunos cristalitos de cuarzo tamaño big size.
El último largo a no despreciar, una placa bonita de V (6a+ para los no pedriceros) hasta la cumbre. Descenso a rápeles por la vía con alguna variante, o bien por detrás hasta alcanzar la horcadura al Este de la pared, y de allí en un rapel o dos y algún destrepe hasta pie de vía.
Siesta.
Bocata y té.
Y a la carga de nuevo, esta vez con el Camalot del 5
Sulayr.
Primer largo de antología, también para enmarcar junto a los dos anteriores. Un 6b+ potente cuyo movimiento clave es la superación de un techo que curiosamente no se hace en encastamiento sino aprovechando los relieves de ambos lados de la fisura, adiedrada.
Un segundo largo bonito nos conduce al monstruo del lugar, un Off Width (se pronuncia auschwitz...) de 7 metros con caída en repisa. Lo pruebo, subo, meto al "amigo grandullón" y lo arrastro hacia arriba. A unos dos metros de la repisa la fisura se amplía tanto que el cacharro deja de funcionar. Subo algo... miro hacia arriba. Me esperan dos o tres metros a huevo sin poder asegurar de retirada incierta, y de caída ciertamente calamitosa. Evalúo y la cobardía se impone de nuevo. Destrepo y opto por la salida de los cobardes (vivos y enteros), una variante a la izquierda que conduce al collado superior.
La dejaré para otro día, o para otra vida.
Al retirarme recordé a Kike, quince o veinte años atrás, cuando bajó después de devorar esta largo en apenas quince minutos, vivo, pletórico y satisfecho. Por más años que pasen, siempre serás
lo jefe.
El lunes toca volver, y alargamos el regreso con una parada en
Riglos.
Popeye, también joya, aunque de estilo absolutamente opuesto: chapas, canto, desplome continuado, cintas y magnesio.
La teníamos apuntada.
Hay que hacerla antes de que se caiga la Visera.
Se caerá... vulnera todas las leyes de la física.
Un pequeño Tour que nos confirma que habitamos el centro de un mundo de escaladas variadas