Su particular morfología de bloques formando fisuras desplomadas en sentido diagonal y su roca mediocre no atrae, a menudo incluso ahuyenta, a los escaladores.
Hace tiempo que descubrí esta línea, y la tenía entre las etiquetadas para épocas de calor o de lluvia (está a la sombra y desploma). Desde hace unos días llevaba las fotos que permitían adivinarla impresas en mi equipaje de mano.
Finalmente el momento llegó.
El domingo había quedado con mi hermanito Oriol (que prácticamente se estrenaba en Ordesa) y con Tato para regresar a la Racs después de 10 años, y el sábado quedé con Toti.
Toti es otro de esos incondicionales de la pared enganchados a Ordesa. Me acabó de convencer para cambiar mis planes iniciales centrando el finde en el valle, y en lugar de aceptar sus extravagantes propuestas (ya no le quedan líneas sensatas que repetir) le ofrecí intentar ese recorrido de Fraucata.
Vive en la Plana de Vic, lugar que debe tener un aire o un agua especial porque de allí proceden algunos de los escaladores más fuertes de casa. Junto a su hermano han escalado más vías duras en Dolomitas que nadie que conozca, siempre discretos, pasando desapercibidos, ascendiendo vías como Pesce, Fortuna, y otras "delicatessen" del estilo. Y tiene una particular habilidad para lidiar con tramos expuestos sobre roca variable. Resumiendo, es más duro que las piedras.
Con estos precedentes afrontaría la vía tranquilo, casi relajado.
Acudimos al autobús de las siete para descubrir que está ya completo. Aguardamos al siguiente media hora más tarde mientras compartimos espera con varios amigos fanáticos. La buena meteo nos concentra a todos en el VALLE.
A las diez de la mañana entramos por los dos primeros largos de Alicantropía.
Los primeros cien metros de esta zona de la Fraucata no tienen un atractivo especial, sólo hierba y liquen que tapa el poro de la roca, disminuyendo su adherencia.
Nuestra línea se independiza con la verticalidad. Un sistema de fisuras presenta continuidad hasta la cima, entrecortadas por breves tramos de placa. Es ahí, en las zonas blancas, donde la decisión de subir sin espitador genera un poco de incertidumbre. La proximidad de Alicantropía y la suavidad del desplome (no es Bizcochito) atemperan el compromiso, permitiendo un escape relativamente sencillo mediante rápeles.
El "engament" lo crea la roca y la intención de subir en libre tan rápido como sea posible.
El primer largo propio (L3) empieza cachondo, desviándose de la vía de Gálvez por una fisura de bordes cortantes, enfilando hacia el sistema de diedros y fisuras que dominan el espolón derecho. Toti vuela al desprenderse el trozo de piedra en que apoyaba los pies. Sanea y lo intenta de nuevo. Una sección pobre en presas, demasiado difícil de abrir en libre, requerirá de tres pasos de A1.
De segundo emplazo un clavo fantástico para facilitar el libre, en torno a 7a+.
Monta reunión en un clavo existente, probablemente de una de las R optativas de Alicantropía.
L4, salgo hacia arriba por unos bloques de aspecto tÉtRiCo que amenazan a modo de guillotina. Suenan a diapasón. Trave en diagonal a izquierdas para volver a derechas, expuesta, por una zona sembrada de "cajones" a los que resulta obligado agarrarse mientras rezo para que ninguno se abra de repente arrojándome al vacío. Techo rico en canto y diedrito vertical más espectacular de difícil. Monto reunión con dos clavos y friends en un lugar no demasiado lógico pero a salvo de posibles "desprendimientos", un aspecto a tener muy en cuenta cuando abres en terreno Fraucata.
Ahora es Toti quien vuelve a liderar. La línea sigue una rampa ligeramente tumbada hacia la derecha hasta alcanzar terreno completamente vertical.
Allí deberíamos iniciar una trave completa a izquierdas, pero la roca no lo permite, y Toti opta por seguir recto arriba por placas de roca crunchi. El largo sale duro y expuesto además de obligado. Monta reunión con tres clavos (que sacamos) muy a la derecha del recorrido previsto.
Tenemos la cima a 80 metros por encima de nuestras cabezas, pero lo incierto del terreno unos techos de aspecto podrido nos obligan a retomar el rumbo original. Mediante una travesía en diagonal hacia la izquierda regreso a nuestra línea imaginaria. Alcanzo la última reunión de Alicantropía.
Como este largo ha sido corto, Toti me regala el último largo. Mierda, primera reunión cómoda que pillo y no puedo disfrutarla.
Más dubitativo que convencido encaro este último largo, muy evidente.
Dos primeros movimientos delicados y luego una fisura magnífica (que Toti liberará en torno a 6c o más) me conducen al diedro de salida. Un bloque en equilibrio precario me corta el paso. Intento no tocarlo y lo supero. Los últimos cinco metros de la vía tienen una roca pésima, pero por suerte no pasan de V grado, aunque graduar dificultad en un terreno así resulta aventurado.
Así se nos ocurre el nombre para la vía, tEtRis, sobran explicaciones...
El sol todavía brilla. No llevamos reloj y miro el de la cámara. Pasan de las ocho, toca correr, el último autobús sale a las diez.
Exhaustos llegamos al prado a tiempo de pillar el penúltimo bus, con una sonrisa de oreja a oreja.
Cenita de furgos en el párking (ojo, parece que están multando al personal. Al ritmo que vamos nos acabarán jodiendo).
Amanecemos con un desayuno tranquilo, y a las ocho pillamos de nuevo el bus.
Este domingo toca Racs, en la pared de la Cascada.
Organizamos cordadas, Tato y yo, Oriol y Toti.
La temperatura, óptima, nos obligará a ponernos chaquetilla cada vez que aseguramos.
La primera parte, cinco largos de fisura levemente desplomada, podrían durar eternamente. Qué placer colgar y mecerse de los brazos con el vacío entre las piernas.
Desplome de entrada a R1
¿Quien ha enredado a mi hermano para venir a Ordesa?
Roca solida, pasos duros con el magnesio indicando la solución al puzzle, emplazamientos de seguros a prueba de bombas, escasa exposición.
Los dos últimos largos se encargan de recordarnos que no se regala nada en Ordesa, que los sextos a menudo són más duros que los séptimos, y que ya hace años que Gálvez y compañía escalaban lo que no está escrito.
Esta vez sí, tachamos el rotpunk.
Degustando estos largos de BELLEZA excepcional, sin parangón, me doy cuenta que nuestra vía de ayer no tendrá mucho éxito.
Y sin embargo, qué aventura abrirla.