Verano, y de nuevo peregrinando por nuestros paisajes.
Cuando disponemos de una semana o más, el radio de alcance de nuestra casa con ruedas se amplía hasta mil kilómetros.
Alpes, Dolomitas, Suiza, Picos, macizos llenos de rutas históricas, rincones y gentes por descubrir. Elegimos destino en función de las posibilidades de compartir momentos con los amigos y en las previsiones meteorológicas, tan fundamentales en nuestro oficio
Este julio regresamos a Picos sin objetivo claro. Quizás Peña Santa, o Tiro Pedabejo, o el siempre atrayente Naranjo. Las lluvias nos entretienen en nuestro estimado Pirineo, donde ganamos 5 días a una meteorología caprichosa.
Finalmente arriba la ansiada calma. Escogemos el Urriellu.
Directísima para empezar el mismo día de la aproximación, renunciando a los largos finales de grado sencillo y sin embargo, excelsos.
Y una conclusión, un pensamiento íntimo que surgía cada vez que mis ojos se balanceaban de Gizon Berri Bat Naiz a la Directísima : Hasta los mismos Murcianos se arrepintieron de trazar una línea excesivamente "directísima" a golpe de buril por la que puede subirse en muchos largos sin apenas tocar roca, sin incertidumbre alguna. Regresaron al año siguiente y abrieron la "Murciana" siguiendo una línea mucho más natural sin exceso de expansiones.
Equipada con Pes expansivas emplazadas con tanta maestría que allí continúan después de 40 años de "acerar", con una estética ciertamente mejor que la de un buril
primer largo, el más natural (y roto) de todos
A pesar de haber sido liberada numerosas veces con el equipamiento actual, con ligeros retoques se convertiría en otro monumento del libre. Bastaría con reubicar reuniones en repisas cercanas y cambiar alguna chapa de posición, dejando esas románticas Pes para quienes opten por el recorrido original .
A la mañana siguiente nos acercamos a Culebré, estilo totalmente opuesto.
De apariencia sencilla, desvelar su recorrido exige una pericia que se adquiere con años de experiencia, o con una reseña bien detallada. Nos encantó.
Aquí va una buena topo del libro del refu
Ya en el segundo largo descubres el "savoir faire" de los Asturianuus: travesías descendentes sin seguros que recorren la debilidad del muro, navegación sin brújula ni orientación, y la práctica ausencia de seguros fiables, salvo por algún puente de roca rancio que corregirá tu rumbo.
La roca, si bien delicada en algunos tramos, suele tener adherencia y formas agradables, tornándose excepcional en las secciones difíciles.
En la zona superior recorre largos memorables.
Resumiendo, una apertura que destila maestría
Se anticipa el paso de un frente frío con algo de agua, que nos empujará hacia tierras bajas.
Aprovechamos el día para subirnos por la Esto no es Hawai, en el hombro norte del Urriellu.
Vía de Joaquín Olmo y amigos actualmente reequipada, con un largo de placa soberbio que se abrió desde arriba, y otro de diedro magnífico. Nuestros ojos viajan hacia las placas de su derecha, roca perfecta llena de formas que gritan "escálame"... Volveremos
L3 de Hawai, por si solo merece la ascensión
con L4, día redondo
La lluvia prevista en altura nos fuerza a descender. Casa Cipriano nos espera donde Sonia y Juanjo nos cuidarán y alimentarán durante tres días de fresco que invertiremos en conocer el Desfiladero del Cares.
Zona BRUTAL sobre la que pondré un post especial, con permiso de Víctor, alma mater y promotor de este paraíso tan exigente.
Sus vías nos darán un baño de realidad. Cómo aprietan estos Asturianus...
Las temperaturas vuelven a subir por encima de la media propia de un mes de julio. Se impone el regreso a las alturas. De nuevo dudamos entre Peña Santa, Tiro Pedabejo, o el Naranjo.
El recuerdo de esas placas nos tienta demasiado. Armados de juego y medio de friends, unos fisus, dos martillos, 8 clavos y 30 chapas de inox regresamos al Picu.
Brumas fantasmagóricas ocultan al Urriellu
Dos días invertiremos en abrir, depurar y arreglar los largos. El resultado, vía Simó, entre la Sabadell y la Hawai, una línea bastante atractiva que mejorará con las repeticiones, parcialmente equipada en las placas y limpia en las fisuras.
Dos largos con tramos a controlar (especialmente el segundo, algo crustinyant), dan paso a una placa absolutamente maravillosa en la que escalar y navegar siempre atraído por el faro del inoxidable. Más arriba las tiradas aprovechan sendas fisuras, hasta el último largo, un mascarón de proa cuyos colores y formas recuerdan al granito (naranja) del Capucin. Allí una chapa evita asegurarse en un bloque gigante aparentemente pegado, cuya solidez no quisimos tentar.
Grau de Peus, no de Reus...
Ahí van unas fotos
empezando L1 de vía por la canal de acceso.
Un bloque que gestionar con atención
L1, quizás el movimiento más difícil de la vía.
Una gran lastra a nuestra derecha que resuena como una lápida con el nombre de quien se agarre
Huimos hacia la izquierda.
En la bajada añadimos ahí un bolt para evitar confusiones y domesticar el largo, un punto obligado
Empezando L3, sencillamente maravilloso
Más L3 con el mar de fondo
L4. La vía cambia de registro. Fisuras, diedros y más fisura. Guantes para puños recomendables
L6 de formas un tanto chamoniardas (salvando distancias)
En su comienzo hay que subirse al pirulí paranoico visible a nuestros pies. Tratadlo con cuidado
Que la disfrutéis.